Al ritmo de la música tradicional wassoulou, que rescata el estilo y tradición de Mali, su tierra ancestral, la artista de talla internacional cantó acompañada por músicos que dieron cátedra de gran virtuosismo, al combinar el sonido de instrumentos del mundo occidental, con la acústica de las percusiones y el sonido cristalino de instrumentos tradicionales de África.
Dueña de una figura y voz que se impone en el escenario Oumou Sangaré cantó a la niñez, a las mujeres y a la vida cotidiana y en consecuencia, la audiencia disfrutó un espectáculo de primer mundo.
El concierto convocado por el Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, tuvo la virtud de convocar a los primeros turistas norteamericanos y canadienses de la temporada invernal y entre el público hubo católicos, cristianos, protestantes, judíos y musulmanes.
Vestida con un atuendo rosa fucsia con estampados negros que le quedaba pegado al cuerpo y ligeramente suelto de las rodillas hacia abajo, Oumou Sangaré dio un aire de sotisficación al espectáculo, al combinar la vestimenta étnica de los músicos, con su indumentaria contemporánea.
La bailarina y corista Dandio Sidibe, usó ropa tradicional, mostró el pelo afro y bailó descalza; Oumou, trae el cabello largo y lacio, casi hasta el final se quitó las zapatillas para bailar, y brilló todo el tiempo con sus largas uñas y pulseras de colores llenas de bisutería.
La acompañaron los músicos Will Calhoun en los tambores; Sekou Bah en el bajo eléctrico, Brehima Diakite en el kamele N´Goni (instrumento de cuerdas hecho de madera o calabaza seca, cubierto con piel de cabra); Mamadou Diakite en la guitarra eléctrica y acústica; Cheick Oumar Diabate en el tambor Djembe; Amadou Traore en la flauta y Dandio Sidibe en el coro.
A pesar de ser una figura excepcional del África Occidental, la cantante y compositora, dio muestras de humildad y respeto por el trabajo de su grupo, al ceder el escenario cuando lo ameritó el espectáculo, pues el virtuosismo de los músicos y la bailarina es tan grande, que cada uno tiene sus propios momentos de luminosidad escénica.
Oumou contagió de alegría con su ritmo y estilo musical basado en