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El Cerdo, metáfora de la condición humana, es divertida y cruel.  Es un grito de libertad.Basada en la novela Estrategia para dos jamones, del escritor francés Raymond Cousse, quien también hizo la adaptación teatral, además de ser él mismo quien la actuó durante dos décadas, El Cerdo es una metáfora de la naturaleza y la condición humana, vista a través de los ojos de un puerco asertivo y sin complejos, cuya vida tiene un único fin y dirección: el campo, la engorda, el chiquero y el matadero.
Se trata en mucho de las limitaciones que tenemos los seres humanos, explicó Antonio Castro, director del montaje. Es una obra que desafía la lógica contemporánea, como la voracidad consumista, el deseo vehemente por acumular objetos, mientras que el porcino defiende e insiste en su manera de vivir, de ver el mundo y ejercer su libertad.
Desde su chiquero de 4 X 4 metros, el cerdo comparte su vida y reflexiona; aun cuando es consciente de su ignorancia.
Así, discrepa del porquero por la forma en que lo maltrata, fantasea con tener una relación amistosa y cordial con quien lo engorda para el matadero, es vehemente, lucha y no se deja vencer, se entretiene caminando en diagonal dentro de su chiquero, pues caminar en círculos le deprime, además le parece una cobardía.
La obra insiste en el significado de entregarse y servir a los demás, dice Jesús Ochoa.
Para el actor protagonista, se trata de una metáfora de la condición humana, divertida y reflexiva, cruel y esperanzadora.
La obra representó un gran reto actoral no sólo en el aspecto físico, pues Ochoa debió bajar ocho kilos para poder realizarla, sino también porque el contenido es entrañable: es actual y clásica.
Con escenografía, vestuario e iluminación de Mónica Raya.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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