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El espectáculo bellísimo, cargado de magia, romanticismo, delicadeza y paradójicamente  contundente en el segundo acto, dejó al descubierto toda la expresividad en el movimiento corporal y en la expresión facial de los intérpretes.La historia recreada por la maestra Zoila Fernández y Guillermo Carrillo, -responsable del montaje- proyectó el alto nivel técnico y artístico de los miembros de la compañía mazatleca.
Los roles protagónicos fueron interpretados por  primeros bailarines con gran experiencia en escenarios internacionales, provenientes de la Compañía Nacional de Ballet de Cuba, el Ballet de Camagüey y Pro- Danza, reconocidas  en América y Europa.
Daynelis Muñoz Castell en el papel de Giselle,   se cubrió de gloria en su doble papel de campesina terrenal e inocente transmutada  en una willi del II acto con su danza casi levitante.
En la famosa escena de la locura, la bailarina cubana logra uno de los grandes solos dramáticos en el repertorio de la danza clásica.
Jonhal Fernández Doral y Rainer A. Diaz,  interpretan al Príncipe  Albrecht, enamorado de Giselle  en la primera y segunda función. Ambos   impactan con sus  giros y los cruces veloces de piernas en los saltos de gran altura.
Hilarión, el guardabosque,  estaba enamorado de Giselle, fue personificado por Eduardo Flores.
Los solistas,  ganadores de Grand Prix, y medallas de oro y plata en competencias internacionales,   lograron conmover a la audiencia con su soberbia actuación  durante el montaje con música original de Adolphe Adam,  vestuario de la Compañía Ballet de Monterrey y  el taller de CULTURA Mazatlán  y escenografía de Raúl Font.
Giselle dejó al descubierto la maestría y dominio de la técnica del ballet de Cuba aplicada en Mazatlán y  utilizada para recrear  la coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli.
Considerada obra maestra absoluta del romanticismo,  Giselle fue protagonizado con profesionalismo y entrega de  los integrantes de la compañía porteña.
 
La puesta en escena  corrió bajo la dirección artística de los connotados maestros Zoila Fernández y Guillermo Carrillo, p

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