Antes de ser enviada a la hoguera, la representación de Cassez encabezó una manifestación por las principales calles del centro de la ciudad en la que prevaleció el grito de justicia y paradójicamente reinó la alegría ante la certeza de su inmolación.Fueron sus propios verdugos, quienes con el rostro cubierto y vestidos con ropa oscura y holgada, lanzaron consignas contra la ciudadana francesa liberada por la Suprema Corte de Justicia tras supuestas irregularidades en el proceso por el que fue condenada a 60 años de prisión por el delito de secuestro.
A las consignas de sus verdugos los bolcheviques, se sumó la arenga de cientos de transeúntes y automovilistas que detuvieron la marcha para atestiguar el alboroto.
Cargado de pólvora el monigote avanzó desde la calle Zaragoza, hasta la Aquiles Serdán, luego dobló sobre la Miguel Alemán hasta llegar a la calle Rigoberto Lewis para entrar a Olas Altas donde ya era esperada por miles de almas.
Deseosa de acabar con el personaje más odiado por los porteños, la gente siguió lanzando consignas y leyó la proclama que la mandó a la pira, hasta que llegó el momento de la incineración.
Al ingresar a la zona carnavalera atestada por miles de personas, la piñata representativa de Florence Cassez, llegó hasta el sitio de su incineración y fue colgada.
La figura de la francesa acusada de tener vínculos con una banda criminal, aplastaba con sus pies la balanza de la justicia y en su mano portaba una cámara fotográfica, en alusión al manejo mediático del caso, concretamente al reportaje sobre su detención.
Antes de las diez de la noche, la Cassez explotó y ardió en llamas ante el júbilo de miles de almas trasnochadas que al presenciar la destrucción del mal, se dispusieron a disfrutar las fiestas del Carnaval de Mazatlán en pleno malecón