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Dirigida y actuada por Javier Díaz Dalannais “La Representación”  fue recreada en una de las salas ubicadas en la planta alta de la vieja casona ubicada entre las calles Mariano Escobedo y Constitución.Por ser de formato íntimo, el público no superó las cuarenta personas que apreciaron la reposición de la obra interpretada por los actores mazatlecos ante el público de Madrid, Barcelona y Francia, en diciembre de 2012 durante una gira por Europa, realizada con el apoyo del Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán.
Destacada pieza de la dramaturgia contemporánea mexicana, “La Representación” reunió nuevamente en escena a los actores Rocío Tisnado, Mariela Mexía  y Javier Díaz Dalannais.
En este montaje  la escenografía es escasa y está compuesta por dos espejos,  unos bancos para sentarse y tazas de café. La tenue iluminación genera un ambiente lúgubre en la habitación donde se desarrollada toda la trama.
En la obra Javier es Ricardo Freire, un escritor  que lleva sus frustraciones e insatisfacciones personales al teatro.  
Ricardo  es un hombre desquiciado que insiste en  crear  una realidad inexistente,  idealiza,  escribe su propia historia y la protagoniza al lado de Ana Fuentes (Rocío Tisnado),  actriz a la que contrata para interpretar el papel de su esposa (aparentemente recluida en una habitación de la casa) y la sirvienta que es sordomuda  (Mariela Mexía).
Durante la trama solo una línea muy delgada divide la realidad y la ficción y en algunos momentos el autor logra confundir al espectador porque es complicado saber hasta dónde llega lo real  y hasta donde, los límites del mundo onírico del escritor.
En la obra,  la frustración de Ricardo Freire lo transforma en un enfermo mental y actúa con violencia contra ambas mujeres que pese al maltrato físico, emocional y psicológico, son víctimas de una relación co-dependiente de la que tarde,  intentan salir.
Obsesionado  Ricardo recurre a representar su propia historia  y saca a flote los problemas del pasado y su trastornada visión sobre la relación con su pareja.
De esta manera, los personajes femeninos se convierten en víctimas de las insatisfacciones personales del actor principal que parece haber perdido el control de su propia vida y de paso arruina la de ellas.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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