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La idea, según el director Javier Díaz Dalannais, está inspirada en los salones de fumadores de opio de la China de los años 20, a los que se acudía para sanar dolores de alma drogándose.El opio desempeñó un papel importante como medicina, tanto analgésica, como antídoto; razón por la cual se instauraron fumadores de opio como centro sociales donde se reunían a reflexionar, soñar y filosofar.
Por ello el escenario de la Casa Haas fue decorado especialmente para esta ocasión, cojines en el suelo y cortinas plateadas, junto con una gran cantidad de velas recreaban un ambiente acogedor, con olores a incienso.
El director de esta presentación dijo que lo que se busca con este experiencia sonora es recrear un ambiente de comunión entre lo ancestral y lo moderno, así como entre las distintas etnias del mundo.
Agregó que se explora diversos rincones del mundo: Asia, Africa, América, Europa, en fin todos los continentes.
La música y las canciones cantadas son originales, que nacen de la improvisación entre músicos y cantantes, con el hilo conductor de la historia del hombre, desde su nacimiento hasta su muerte,
Intervinieron como cantantes: Adriana de León, Penélope Luna y José Miguel Valenzuela. Y como músicos: Ricardo Montes, Jesús García y Eduardo Valencia. La fotografía es de Mariana Torres y se contó con la colaboración técnica de Gonzalo Magaña.
 Esta obra es una investigación de la compañía de Teatro Los Hijos de María, en colaboración con los artistas invitados. Y formó parte del Festival Cultural Mazatlán ’13.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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