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Drama que dibuja con claridad la corrupción, decadencia y pérdida de valores humanos  en la sociedad,  la obra de Hugo Abraham Wirth,   maneja diálogos intensos, llenos de dramatismo en  donde convergen  los desenfrenos de la vida,  el sexo, las drogas,  la violencia, la traición y el incesto.Giovanni Armenta, como Fabián; Dulce Guzmán, en el rol de Catalina; Samuel Arwing,  como Toby y voz del locutor; Analidia Santana, en el papel de Modesta y  el bebé Logan Armenta Guzmán, como Benito,  dan vida a este intenso drama  de la vida real en donde también actúa y dirige  Alfredo Vergara.
Vergara hace el papel de Bernardo el tío de Catalina,  personajes  que comparten el gran peso de la obra con Fabián,  hombre  sentimental,  en apariencia débil de carácter y enamorado de  Catalina  cuya conducta, lo lleva a vivir en carne propia la paranoia del marido traicionado.
En La Fe de los Cerdos la historia reproduce el drama de una familia  ligada a la venta, consumo y distribución de drogas en donde el único personaje sin lazos sanguíneos es Modesta, esa voz fuerte que entre gritos y palabras altisonantes advierte a Fabián que en la vida es necesario sacrificar cosas “hasta el amor” que él siente por Catalina, amor vacío y esclavizante.
El cerdo es  “un empaque” aparente para ocultar  lo que verdaderamente esconde  dentro, la droga,  una mercancía ilegal, por la que el hombre, golpea, mutila y llega a matar.
Este animal que aparece reproducido en una  figura de cartón colgada a la pared, es  una metáfora  de la conducta  humana, porque los hombres como los cerdos,   se revuelcan en el lodo,  y  sus conductas en ocasiones llegan a ser igual de  asquerosas y repugnantes.
En la obra  llevada a escena por actores que egresaron de la segunda  generación del Taller de Teatro del Centro Municipal de las Artes, hizo su debut el pequeño Logan Armenta Guzmán en el papel de Benito.
Cargada de escenas intensas, en donde los gritos, el reclamo  profundo  ante el engaño y el desdén  de un marido ofendido y humillado por el tío y hermano  de su pareja y aún por  las ofensas de su propia mujer,  La Fe de los Cerdos  logra mantener al público todo el tiempo tenso,  inmóvil en su butaca en espera del desenlace   final.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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