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El próximo jueves 17 de julio, en punto de las 20:00 horas, el Teatro Ángela Peralta recibirá a uno de sus hijos predilectos a través del concierto “Carlos Osuna, cantando en el mundo con el sabor de Mazatlán”, en donde el público porteño será testigo del nivel que el artista patasalada ha forjado en la Ópera Estatal de Viena, uno de los centros musicales más importantes del orbe.En Austria, Carlos Osuna convive a diario con algunas de las más grandes estrellas de la ópera en calidad de compañeros de trabajo. Vive un momento de plenitud artística que es difícil de alcanzar, y habla de forma franca y sencilla sobre sus logros, sobre las dificultades y esfuerzos, sin dejar de lado a Dios y a la suerte, fuerzas que, afirma, han estado presentes desde los primeros días de su andar artístico.
“Yo empecé cantando por casualidad, porque en la secundaria la maestra Cristina Vadillo nos ponía a todos a cantar, y allí ella vio que yo tenía facultades para hacerlo, se puede decir que ella me descubrió. Mi segundo maestro, ya  a otro nivel, fue el maestro Antonio González, él fue quien me dio las herramientas sobre la música clásica, me guió sobre las cuestiones de la ópera y con él fue con quien comencé a conocer más sobre este mundo”.
Pero la relación de Carlos con la ópera no fue la de un amor a primera voz. Al principio, fue empujado por sus padres y maestros a cumplir con sus estudios en el Coro Ángela Peralta,  pero poco tiempo después se creó una simbiosis de intelecto, talento y sensibilidad que al día de hoy lo sigue impulsando.
“Yo tuve la fortuna de acércarme a la ópera en el Coro Ángela Peralta, aunque mucha gente en Mazatlán no tiene la oportunidad de saber qué es la ópera, qué significa, pero te vas adentrando y entiendes que una ópera es una obra de teatro cantada, tiene un clímax, un desenlace, tiene romance, tristeza, conforme vas estudiando te  das cuenta de esas cosas… entonces todos estos conocimientos me fueron llevando al gusto de la ópera, además  yo sentía que tenía las capacidades de poder interpretar ese tipo de obras.”
Los ingredientes del éxito
En el Coro Ángela Peralta, Carlos forjó amistades que hasta hoy conserva, y sobre todo, aprendió que el talento es sólo una pieza en el rompecabezas del éxito, una especie de brújula que dice dónde hay que pisar, y también, cuándo es necesario tirarse a fondo por nuevas oportunidades, e incluso, cuándo hay que aflojar el paso y esperar por el mejor momento.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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