Denise Valeria Zazueta Miranda, Ana Gabriela Vadillo Ávila, Consuelo Esmeralda Castillo Beltrán y Mariela Angulo Osuna, alumnas de la Escuela Superior de Música y Canto del Instituto de Cultura de Mazatlán, fueron homenajeadas en una bella y emotiva ceremonia que tuvo como conductora a la maestra Sabrina Tolosa de los Santos, y en la que desplegaron el talento, pasión y compromiso que durante cuatro años han canalizado en su formación artística.El recital contó con la participación de los maestros David Pérez y José Miguel Rivera, en calidad de acompañantes al piano; así como con una serie de frescas escenografías bajo la dirección escénica del maestro Javier Díaz Dalannais.
La pieza inicial del programa fue “Concierto para marimba y orquesta”, la obra más conocida del compositor brasileño Ney Rosauro. A lo largo de sus cuatro movimientos, Denise Valeria Zazueta pareció multiplicarse para recrear los enigmáticos y hechizantes sonidos de la marimba con velocidad y precisión, ofreciendo una pequeña muestra de la pericia musical que ha desarrollado en los instrumentos de percusión.
Posteriormente, la noche se volcó por completo al canto. Mariela Angulo dio una actuación memorable al interpretar “Stride la vampa”, de la ópera “Il trovatore” de Giuseppe Verdi. Atada de su cabellera a una serie de hilos, y sujetada de manos por unas gruesas cintas negras, la culiacanense dio vida al canto doloroso y terrible de una mujer que rememora la muerte de su madre en las llamas, acusada de ser una hechicera.
Luego llegó el turno de Consuelo Esmeralda Castillo con el aria “Va! Laisse couler mes larmes”, de la ópera “Werther” de Jules Massenet. En ella la angustia y confusión de “Charlotte”, quien se debate entre amar o rechazar al joven poeta, se manifestó en la soberbia voz de mezzosoprano, y la atmósfera de desolación fue complementada por una escenografía que incluyó el uso de innumerables hojas de árbol marchitas.
La voz de Ana Gabriela Vadillo Ávila en “Der Winterabend lied” de Franz Schubert permitió al público experimentar la libertad y el goce que esta joven intérprete afirma sentir cada vez que canta. Su presentación fue cobijada con numerosas veladoras que intensificaron la escena de enorme solemnidad y delicadeza religiosa.
Mariela Angulo, regresó al escenario con “Mon coer s´ourre á ta voix” de la ópera “Sansón y Dalila” de Carmille Saint-Saëns, en donde la hermosa joven seduce al imponente guerrero sólo para despojarlo del secreto de su gran fuerza y así propiciar su caída. Una lluvia de pétalos de rosa acompañó el canto de Mariela que se esparció potent