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Desde el pórtico, pasando por tumbas y árboles, el azul, rojo y el ámbar, pintaron la oscuridad en un sendero que llevó a cientos de asistentes hasta un escenario que tuvo como fondo un alto mausoleo en donde la música, la danza, la literatura, el canto y la poesía desfilaron por más de una hora gracias a esta propuesta elaborada por alumnos de las escuelas de arte del Instituto de Cultura de Mazatlán, dirigidos por el maestro Jorge Gorostiza Zatarain.Entre destellos de teléfonos celulares, cientos de pies que buscaban ansiosos las sepulturas que usualmente provocan la distancia y hasta el espanto, para tener un espacio desde donde apreciar el espectáculo, “La paloma” de Sebastián de Iradier y Salaverri inyectó el aire de melancolía y dolor en las voces de la soprano Patricia Pérez y la contralto Flor Estrada, quienes aparecieron entre las tumbas ataviadas con espectaculares vestidos. La fiesta de la muerte había comenzado.
Evocando el espanto y la tragedia de las historias de fantasmas, Bolena Guevara y Yasser Villafaña dieron lectura al “Monólogo de la abuela”, mientras, elaborando una serie de movimientos de carácter vaporoso, la bailarina Giovanna Talavera evocó la danza espectral de la muerte.
En una nueva intervención, Flor Estrada entonó el clásico de Ritchie Black “Es hora de marchar”, y allí tuvo la oportunidadde atrapar al público con su canto, y con pintura blanca y brillantina, dejó ver el relámpago de su espina dorsal en un descarado coqueteo de la huesuda con todos los presentes.
Fernanda Patrón dio lectura a una de las leyendas más populares de México, “La llorona”, y posteriormente, la voces de Patricia Pérez y Pablo López Mejía, en el piano, intervinieron en “When i am laid in earth” de Henry Purcell.
Las leyendas mexicanas siguieron erizando la piel del público con “El charro negro”, historia macabra que señala cómo ese espíritu realizaba un trueque fatal con los habitantes de un pueblo: su alma por una talega de dineros, una metáfora para todos aquellos que ponen al dios dorado por encima de todos los valores.
La inmortal y alucinante historia de “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla, fue representada por Yaser Villafaña y Valeria Humbert: amor, tragedia y redención se apoderaron del aire de octubre, para después dar un giro hacia la leyenda de espanto “Los pasajeros”.
 
De nueva cuenta, Patricia Pérez, en compañía de Pablo López Mejía y la guitarrista Ana Iracheta intervinieron con un número musical “Bendita Cruz”

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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