Volver arriba

Para fortalecer las actividades del Festival Cultural Mazatlán en las colonias populares del puerto,   la EPDM incorporó el trabajo comunitario desarrollado  a través del programa “Hábitat” iniciado hace seis años para  abrir nuevos territorios y otras maneras de concebir la vida y el mundo a través del arte y de la danza.Claudia Lavista, directora y fundadora de Delfos Danza Contemporánea, agradeció el apoyo del Instituto de Cultura de Mazatlán, dirigido por  Raúl Rico González y del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF-Mazatlán), coordinado por la señora Silvia Treviño de Felton, por mantener su compromiso con este proyecto creado por Omar Carrum, Director Académico de la EPDM, que  ha logrado arraigarse en los corazones de los niños, jóvenes, padres de familia, maestros y alumnos que lo integran.
Dividido en ocho coreografías cortas, el espectáculo  mostró la capacidad de los alumnos de la EPDM para crear conceptos estéticos sólidos y proyectarlos a un público a través del uso de la música, objetos, discursos poéticos y una amplio abanico dancístico para realizar travesías emocionales de orden íntimo; o bien, realizar agudas reflexiones de carácter social o político.
En “Cantando a la distancia” se desplegó un diálogo de corte poético sobre las relaciones de pareja entre dos bailarines; mientras que “Implosión” expuso una coreografía vivaz y enérgica entre tres intérpretes, desplegado uno de los rasgos más notorios del estilo de la EPDM: su arrolladora intensidad física.
“Ni escrúpulos, ni moral, ni nada” fue una pieza de carácter hilarante y perturbador en la que intervienen personajes como “Ronald McDonald”, “Mickey Mouse” o un encapuchado, íconos de la realidad televisiva que enajena al individuo. Posteriormente, en “Un monstruo en el ropero”, tres bailarines realizaron un hechizante trabajo utilizando sudaderas para crear una figura gigante, amorfa que expuso la capacidad creativa y lúdica de los jóvenes artistas.
 
 
 
“Una y otra vez” mostró la plasticidad, el trabajo físico y la gran compenetración que pueden alcanzar los bailarines entre sus cuerpos con una soberbia muestra de equilibrio, fuerza y coordinación entre la pareja de ejecutantes. “Tu-tu-pac”, una sinfonía percutiva creada por un grupo de bailarines y bailarinas dejó ver como los labios, pechos, manos, dedos, piernas y risas se convertían en baterías, una coreografía alegre basada en la danza urbana que sorprendió a todo el público.
Probablemente, “La pareja perfecta” fue la pieza m

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado