El cuerpo involuntario compuesto por singulares propuestas de formato corto, logró establecer una conexión directa entre los intérpretes y los espectadores. Las escenas crearon una atmósfera íntima desbordada a través de obras inspiradas en diversos temas desarrollados a través de los impulsos creativos de los jóvenes alumnos de la EPDM.En el primer performance titulado Yo no vengo a dar un discurso, Rodrigo de la Cruz describió el acto de hablar en público, sin trazos ni ademanes. De manera ingeniosa y sin querer competir con lo poético utilizó el lenguaje del cuerpo para desarrollar su pieza.
Después llegó Pensamientos saludables, personificado por Román Guerrero y Sergio Zepeda, éste relata un día en la cotidianidad de María, escenas donde la tristeza y la ansiedad predominan. La obra termina cuando llega a la conclusión de que “lo único que quiere es estar sola”.
Anniela Huidobro y Francisco Herrejón fusionaron sus cuerpos en El síndrome de Franz Kafka y se dieron la tarea de formar figuras raras y sexualmente abstractas, donde arropados por una tétrica música de fondo impactaron a los asistentes al personificar una tarántula humana que poco a poco logro separarse.
Vestidos de vivos colores, Andrés Heredia, María Pérez, Siria Aguirre y Sergio Ornelas dieron vida a Uno, coreografía lineal en la cual maravillaron al público gracias a la majestuosidad y belleza de cuatro cuerpos danzando en plena armonía.
Renato González fue solista en Vigilia, agradable actuación dancística acompañada por el rítmico sonido de las percusiones que logró empatizar con el público entre el cual se desvaneció al finalizar su acto.
Armados con un par de mesas Tokoyani Arreola, Citlalic Ríos, Ernesto Crespo y Mariana Torres derrocharon sobriedad en A-ante-bajo-cabe-con-contra-desde-hacia-hasta-para-por-sobre-tras, vistosa coreografía en la cual la coordinación y disciplina jugaron un papel indispensable para que la exigente rutina fuera todo un éxito.
Por último los bailarines Emmanuel Ponce, Gustavo Mandujano, Alejandro Chávez y Elisa Medina presentaron Casi divas, divertido número artístico donde se acompañaron del uso de una aspiradora. La coreografía generó movimientos exagerados a través del cliché. Los intérpretes demostraron como “cualquier objeto inanimado puede ser una estrella con los recursos correctos”.