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Con las coreografías de los maestros Karla Guzmán y Javier Arcadia la explosión de colores, formas y caracteres que fluyen por la sangre mexicana dio inicio con una sección dedicada al flamenco, la danza ibérica más famosa que con su sensualidad, misterio y temperamento cautivó al público rápidamente.De los exquisitos rebozos españoles, el espectáculo dio un salto hasta el sur de México con una serie de bailes de Veracruz y Oaxaca, en donde las letras plagadas de picardía marcaron una serie de pasos alegres, vivaces y veloces desprendidos de la gracia y belleza de las jovencitas y los caballeros ataviados con sombreros, mascadas y exuberantes tocados.
Tras el intermedio, la bravura y algarabía de Jalisco irrumpió en el TAP con emblemáticos temas de la música popular mexicana como “La culebra”, “El caporal” o “El son de la negra”; destacaron aquí los trajes de charro, los vaporosos vestidos de las damas y la gritería con la que los talentosos bailarines calentaron el ambiente.
La parte final del espectáculo estuvo representada por los Estados de Guerrero y Nayarit, en donde la sincronía, gracia y energía del Ballet Folklórico de Cultura se apreció en su máximo esplendor, en especial, con el “Jarabe Nayarita” a través del cual  los caballeros ejecutaron el espectacular baile de los machetes que causó una fuerte impresión en el público extranjero.
Al final, los bailarines y el director del Ballet, Javier Arcadia pasaron al frente del escenario para recibir el merecido aplauso del público por la  intensa y extenuante presentación que les exigió su máxima entrega al exponer las raíces de México a través de la danza.
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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