Las figuras del pintor, escultor y escenógrafo regiomontano Jorge González Neri, quedarán instaladas en su totalidad esta semana y su colosal presencia será el preludio del color, el brillo y el jolgorio que invadirá la ciudad del 12 al 17 de febrero, durante la celebración de su máxima fiesta.
En punto de las 10:00 horas, un grupo de trabajadores apoyados con una grúa se citaron en el malecón a la altura del COBAES 37, se organizaron y alzaron paulatinamente un titán de engrudo y manta pintado para enaltecer el puerto durante las festividades carnestolendas.
Después de levantarlo, los trabajadores del Instituto de Cultura de Mazatlán –organizador del Carnaval- perforaron pequeños hoyos en la arena donde clavaron las estacas que sostenían el equilibrio del coloso.
Así quedó la primera de las once esculturas gigantes que se instalarán en puntos estratégicos de la ciudad para maravillar a propios y extraños en las fiestas carnavaleras. Dos más, darán la bienvenida al público carnavalero en la Zona Dorada.
Los nombres de los gigantes de papel que invadirán el malecón y la Machado con su colosal presencia son: Papageno, del Reino de Alicia, Papagena, Nace una musa, Duende de la noche, Cielo de Carnaval, Gracia de Arlequín, Reverencia a Momo, Luz de Luna, Luz en el Océano y Hada del Bosque.
El proceso creativo para elaborar estos gigantes de tela, acero y engrudo, inicia con varias semanas de anticipación a la gran fiesta. Primero se echa a volar la imaginación sobre la temática y se termina de dar forma a las ideas en una gran bodega a un par de cuadras del malecón.
Al entrar puede observarse el esfuerzo colectivo. Un par de figuras boca abajo con unas bases sosteniendo sus pechos reciben a los visitantes; detrás, una escultura casi cubierta totalmente por una gigantesca bolsa negra mira al cielo, parece ser un arlequín, él está listo, duerme para despertar el asombro de propios y extraños durante febrero.
Por otro lado, una rana gigante, con una cara de niño entre sus piernas es pintada por Ismael y Enrique, éste último, sin miedo realiza sus labores a tres metros de altura sobre una tabla que cruza una estructura metálica.