La cita fue la noche del pasado jueves en Casa Haas. El inicio del programa llegó de la mano de Alessandro Scarlatti con una de las piezas más representativas del barroco O Cessate di piagarmi. De inmediato, la obra dejó sentir la fuerza suprema de la intérprete en la sala atestada por público porteño y visitantes extranjeros.
En el antiguo recinto ubicado entre las calles Mariano Escobedo y Heriberto Frías, Mariela Angulo avanzó hacia el clasicismo de Wolfgang Amadeus Mozart, de quien interpretó Abendempfindung que permitió a la cantante mostrar la elegancia y estilización de su canto.
Ständchen, Der Wanderer an den Mon, Gretchen am Spinnrade de F. Schubert dieron entrada al romanticismo acendrado en la estilizada voz de una artista que no deja de perfeccionar su canto y se abre camino en busca del reconocimiento social.
El público absorto ante el despliegue de la portentosa voz de la soprano culiacanense apreció el concierto con el acompañamiento pianístico del maestro Héctor Acosta.
Oh ma lyre Inmortelle de Charles Gounod, de la ópera: Sappho; Mon coeur s’uvre a ta voix de Camille Saint Saëns de la ópera Sansón y Dalila y Stride la vampa de Giuseppe Verdi de la ópera II Trovatore, acentuaron el final de la primera parte del programa.
Después del intermedio la cantante salió vestida de negro para cantar Cuando está tan hondo de Ruperto Chapí; Alma mía, Así y Cuando me vaya de María Grever, coronando la noche con Intima de Ignacio Fernández (Tata Nacho).
Bañada en aplausos la artista tuvo que regresar al escenario ante la insistencia del público e interpretó con dulzura “Bésame mucho”, la famosa canción escrita en la década de los 40s por la pianista y compositora mexicana Consuelito Velázquez.