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La cantante, quien vistió un brillante vestido negro, compartió un escenario adornado con velas y un sencillo fondo blanco con un arreglo de flores artificiales en forma de sol, con Publio Farfán en las percusiones, Remi Farfán y Raúl Gil en las guitarras. 
Flor Estrada platicó brevemente de cada pieza antes de interpretarla, y a su vez, bromeaba sobre ellas comentando su fascinación por las canciones “cursis” y “cortavenas” que acostumbra cantar.
 
Abrió el concierto con Limosna de Agustín Lara, una amena interpretación acústica. El repertorio de boleros, incluyó piezas cargadas de melancolía como Un año más sin ti, de Manuel Álvarez y Rodolfo Sandoval, y La puerta de Luis Demetrio.
 
El acogedor espacio de Casa Haas favoreció algunas piezas como Ódiame,  de Julio Jaramillo, en donde la voz de la cantante se coordinó perfectamente con los aplausos y los acordes de las guitarras para generar pausas que marcaron un ritmo que sedujo al público.
 
A la mitad del concierto, las luces cambiaron su tonalidad, proyectando distintos matices de rosa en el fondo blanco de Casa Haas, brindándole un aspecto más confortable al recital.
 
Cariñito azucarado, de Virginia López, anunció el final del concierto. El público explotó en aplausos y pidió “otra”, y Flor Estrada le correspondió regalando Hoja seca de  Roque Carbajo, canción en la que los asistentes corearon el melancólico “señor tabernero, sírvame otra copa que quiero olvidar”.
 
Al finalizar, una edecán le entregó un arreglo floral a la contralto. Ésta agradeció con una sonrisa e hizo una invitación para acompañarla el próximo sábado 13 de junio en el Escenario del Recuerdo, ubicado frente al Museo de Arte en la calle Venustiano Carranza a las 21:00 horas en el festejo del Día de la Música.
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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