Volver arriba

El Teatro Ángela Peralta reunió por última vez las visiones, el talento y entrega de Andibii Gallardo, Oswaldo Gómez, Francisco Javier Herrejón, Anniela Huidobro, Rafael Ibáñez, Christian Jiménez, Alejandra Juárez, Rodrigo de la Cruz, Mario Alberto López, Ilse Meza, Issabel Monge y Olivia Fauver. en una función compuesta por cuatro coreografías.Desde el lobby del Teatro, la exposición fotográfica de Martín Gavica “Entre línea de luz” ofreció los puntos clave del programa: el vuelo, el fin de viaje y el camino por recorrer, y al abrirse el telón, “Sip the sky”, del coreógrafo estadounidense Adam Barruch, congregó a los graduados en un ejercicio dancístico etéreo en el que los bailarines ofrecieron movimientos delicados en una atmósfera intimista llena de reverberaciones.
Posteriormente llegó “El miedo”, creación de Claudia Lavista y Omar Carrum, un trabajo reflexivo y catártico a caballo entre el teatro y la danza. Al principio, una voz en off expuso la definición científica del miedo; luego, otras voces, las de los graduados, dieron a conocer sus más profundos temores al tiempo que los desarrollaban en escena con movimientos fuertes y veloces pasando de la opresión a la libertad a través de un vehículo maravilloso: la danza.
Tras el intermedio llegó “Fijos en el mar”, coreografía creada por los 12 graduados. A través del uso de objetos como tubos pvc y un sofá surgieron múltiples espacios: una tienda, una balsa, un remolino. Los bailarines mostraron la alegría, sentido de complicidad, riesgo y creatividad que la danza contemporánea permite y como cierre de este trabajo la tripulación de aquella diminuta balsa encalló en puerto seguro al ritmo de “Noches de Mazatlán”, una bella forma de decir gracias al lugar que los albergó por cuatro años.   
La última pieza “Aquí se navega en la oscuridad” del coreógrafo invitado Mizrraím Araujo, se erigió como un intimidante monumento a la ira, una obra de extrema fisicalidad compuesta por movimientos de artes marciales que puso al límite a los intérpretes, demostrando que la danza es un arte que lo exige todo, y que en ella no es posible reservar ni una onza de energía si lo que se pretende es la excelencia.
Un atronador aplauso de pie del público recibió a los 12 graduados al fin de la función y para pasar a la ceremonia de entrega de diplomas, la maestra Claudia Lavista, Co-directora Artística de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán llamó al escenario a Juan Manuel Flores, Director Académico de la Escuela de Artes de Cultura; a Nora García, Coordinadora Académica de la Escuela de Artes de Cultura; a Víctor Manuel Ruiz, Co-director artístico de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán y a Omar

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado