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En punto de las 20:00 horas se escuchó la tercera llamada y apareció en un palacio el bufón de la corte real, que, a través de gestos y su presencia carismática se convirtió en el maestro de ceremonias y dirigió al público como si fuera su orquesta para crear una sinfonía de aplausos y después tomar un libro y narrar la historia de Las Princesas Bailarinas. 
Se levantó el telón y ocho jóvenes princesas vestidas de extravagantes colores aparecieron en medio de una recamara, escenografía que cobijaría la mayor parte de esta adaptación dancística del cuento infantil de los hermanos Grimm.
 
La historia surgió cuando “El Rey”, el padre de las princesas, descubre que los zapatos de sus hijas amanecen desgastados, sin saber que han caído bajo el oscuro hechizo de un malvado príncipe que hace que por las noches bailen sin descanso y por las mañanas no recuerden nada, hasta el momento que el hechizo se rompe, tres de las princesas son desposadas y celebran con una gran fiesta.
 
La mayor virtud de “Coincidance” radicó en mostrarle al público una perspectiva diferente sobre el ballet, en la que se deja de lado la delicadeza y el clasicismo, para apostar por una creación dinámica, llena sonidos que se desprenden de los pasos de cada bailarín gracias a la técnica del “steap”, dando como resultado un bello espectáculo dancístico complementado con divertidos elementos teatrales.
 
De igual forma, la música rompió con los lineamientos del ballet tradicional: por momentos el piano, las cuerdas y los instrumentos de viento crearon un ambiente sereno que hacía que los jóvenes se movieran con delicadeza, pero en la mayoría del espectáculo los más de 20 bailarines en escena mostraron una faceta distinta del ballet compuesta por movimientos y coreografías más intensas.
 
Los Campeones Europeos de Danza Irlandesa dieron una formidable exhibición de gráciles y veloces movimientos de pies y piernas que hicieron que las ocho princesas, “El Rey”, “La Reina” y “El príncipe” y “La bruja”, “La cervecera”, “El zapatero”, “El sastre” se echaran a la mano al público sacándole chispas a la duela con sus zapatos de charol.
 
Las Princesas Bailarinas llegó a su fin con una coreografía en la que todos los artistas se encontraron en el escenario y fueron recompensados con un prolongado aplauso por parte del público, que, seguramente, no los podrá olvidar en much

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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