Para Itzel viajar a Cuba ha sido una experiencia inolvidable en la que conoció a muchas personas de diferentes lugares y edades, todas hermanadas por el amor a la danza.“Fue muy padre, conocí otro ambiente del ballet. Cada clase que llevábamos era muy intensa y duraba hora y media. La primera iniciaba a las 7:00 am y era ‘ballet’, después nos daban ‘danza de carácter’, una clase que te ayuda a desenvolverte cuando actúas en una obra; en ‘repertorio’ vimos y bailamos diferentes danzas y por último en ‘preparación física’ hacíamos ejercicios para tener más fuerza. Terminábamos a las cuatro de la tarde muy cansadas”.
Por su parte, Ángela Ayleen López Sarmiento disfruta del ballet desde que tenía tres años; a esa edad sus habilidades motrices apenas acababan de forjarse por completo y se mostraban listas para recorrer un hermoso camino por la danza que hasta la fecha ha durado ocho años.
Para ella, asistir a un Encuentro Internacional de Ballet no es una nueva experiencia pues este 2016 cumplió su tercer año consecutivo de representar a la Escuela de Ballet Clásico de Mazatlán en La Habana, Cuba.
“Es la tercera vez que participo y me emociono como la primera vez, y cada vez que regreso a Mazatlán noto cambios en mi estilo y forma de bailar, no son muy drásticos pero poco a poco me han hecho mejorar como bailarina”.
Ángela comentó que la enseñanza cubana complementa los conocimientos adquiridos en la Escuela de Ballet de Mazatlán bajo la dirección de la maestra Zoila Fernández, e invitó a los amantes de esta danza a visitar Cuba, pues la calidad y competitividad que hay en sus escuelas es muy alta y las personas son muy cálidas.
A su vez Itzel comparte que el entrenamiento en Cuba es más intenso y las clases más largas y destaca que lo más importante del viaje fue haber conocido a muchas personas apasionadas por el ballet que le inspiran a crecer como artista.
Además del ambiente en las aulas, la joven bailarina de 13 años recuerda a todas las personas que conoció en Cuba; sus maestros eran muy amables y trabajadores; destacó la dedicación que tienen los niñas de la isla hacia la danza sin descuidar la escuela y sobretodo recuerda con mucho cariño a sus nuevas amistades.
“Hicimos muchas amigas de México, algunas venían de Cancún o de Querétaro, pero también conocimos a niñas de otros países: hab&iac