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Este espectáculo interdisciplinario combina diferentes ramas del arte como la poesía, el teatro y la danza; sobre el escenario los bailarines mostraron su calidad como artistas y reflejaron, en siete coreografías, sus inquietudes, emociones y búsqueda constante de respuestas a las preguntas que  ésta apasionada  disciplina y la vida diaria les generan. 
“Donde muere la mirada” fue la primera interpretación de la noche. Esta coreografía de Melissa Padilla y Miguel Pérez tocó las fibras nostálgicas del público gracias a la atmosfera de intimidad creada por sus pasos y el apoyo acústico de Heber Cruz hasta el final de la obra, momento en el que la música disminuyó y ambos bailarines se perdieron en la penumbra del escenario.
 
La luz azul cenital se intensificó en la llegada de “Est Must Sein”, en ella sus creadores e intérpretes Eric Soto y Vanya Saavedra mostraron, a través de una coreografía en efecto de espejo, los conflictos internos que viven las personas al vivir solos y/o acompañados.
 
Para finalizar la primera parte del espectáculo, siete jóvenes interpretaron “Habitantes”, pieza que tocó temas como la relación epistolar entre dos hermanas, los dilemas existenciales de una joven, la lucha contra el vicio del cigarro y un conflicto de múltiples personalidades.
 
Después de un intermedio de 10 minutos, “Sinestesia” de Mariana Torres y Vanya Saavedra reactivó el espectáculo y mostró la coordinación armónica de dos cuerpos danzantes. Al término
“REM” de Aranza Flores, Gustavo Mandujano y Alex Hensa pintó en imágenes corporales la imaginación, surrealidad y el misticismo que viven las personas mientras duermen.
 
“Yolcame” fue una pieza individual de William Barton que reflejó la naturaleza salvaje del hombre y como constantemente huye de sí mismo. Para cerrar con broche de oro, ocho alumnos presentaron  “Aquí no hay novedad”, pieza que arrancó muchas risas al público y esbozó como un grupo de voces disonantes son capaces de armonizarse y fundirse en una sola a través de acciones banales como posar para una fotografía.
 
Al finalizar esta última coreografía, todos los bailarines se reunieron en el espectáculo para ser reconocidos por el aplauso del público y después la co-directora de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlá

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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