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Un fondo blanco que cambiaba de colores por la iluminación, un par de cubetas y un bote de basura fueron elementos utilizados en este monólogo, en el que el actor, director y maestro de teatro del Instituto de Cultura de Mazatlán, Ramón Gómez Polo, se vistió con viejos y sucios harapos para personificar a “Jesús”, un vagabundo con problemas de alcoholismo.Durante la trama, el protagonista habla sin parar con su compañero “Demetrio”, quién dormía a unos escasos metros de distancia, y le platica las carencias, dificultades y obstáculos que éste pasó desde su infancia y lo orillaron a ser la persona que es ahora.
Mea Culpa es una divertida sátira, en la que su personaje principal hace críticas sociales constantes en sus diálogos; en la trama, “Jesús” toma un teléfono descompuesto, le habla al presidente de la república y, en un obvio estado de ebriedad, decide reclamarle por la situación económica del país.
“Dicen que todo es más caro y es cierto, antes las tortas costaban a 15 y ahora a 28, que es porque los huevos y la gasolina han subido… Yo no sé qué tiene que ver, si a las tortas no se le hecha gasolina”, fue uno de los diálogos que más arrancó risas del público.
Después de un triste final en el que “Jesús” vive una experiencia que marca para siempre su vida y le hace ver como su miseria y soledad son inevitables, Casa Haas explotó en aplausos.
Gómez Polo correspondió con una reverencia a su público y se despidió agradeciendo a su esposa; al Director General del Instituto de Cultura de Mazatlán, Raúl Rico González y al público por hacer de su estreno en Mea Culpa, un éxito.
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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