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La tarde del pasado sábado, la Galería Ángela Peralta vivió un ambiente fantástico en el que el público se integró al proceso formativo que 24 jóvenes (inscritos y oyentes) vivieron a lo largo de esta semana en el Curso de Perfeccionamiento Vocal que bajo la guía del maestro Enrique Patrón De Rueda, auspicia el Instituto de Cultura de Mazatlán y, que culminó con un memorable recital. 
Con el acompañamiento musical, al piano, de los maestros Andrés Sarre y Alejandro Miyaki, la asesoría en materia de interpretación del maestro Agustín Martínez y la implacable asesoría del maestro Enrique Patrón De Rueda, el recital desnudó los talentos, puntos débiles, virtudes, potencialidades y, en general, la férrea disciplina y compromiso que la ópera exige a quienes desean brillar.
 
En solos, dúos, tríos y cuartetos, el recital ofreció algunas de las arias más famosas del repertorio operístico mundial de maestros como Georg Friedrich Händel, Gaetano Donizetti, Franz Lehár, Ricardo Castro, Jules Massenet, Vincenzo Bellini, Giacomo Puccini, Carlisle Floyd, Ambroise Tomas, Charles Gounod, y Guiseppe Verdi.
 
A diferencia de un concierto habitual, esa tarde el virtuosismo, la técnica depurada, la emoción plasmada eficazmente en cada gesto y nota y todo cuanto hace destacar a un artista sobre el escenario, brillaron junto a la imperfección, la timidez y la duda, el error, el esfuerzo supremo, la frustración y la evidencia de estar en un continuo proceso formativo: brilló el arte en toda su dimensión.
 
Por si fuera poco, el carácter a un tiempo severo y relajado, bromista y generoso de Enrique Patrón De Rueda ofreció una idea precisa de porqué este maestro ha logrado acompañar y formar a las grandes voces de Mazatlán, Sinaloa, México y otros países: se trata de un artista que, además de su vasto conocimiento, es capaz de crear confianza y cercanía para extraer lo mejor de cada voz.
 
El público podía reír, aplaudir a rabiar; reconocer, con su silencio absoluto, la presencia de algo exquisito y raro; alentar a los jóvenes que mostraban sus errores y, en general, formar parte de la senda que estas voces de Aguascalientes, Distrito Federal, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Guadalajara, Nayarit y, desde luego, Mazatlán han elegido para convertirse en destacados talentos de la ópera nacional.
 
Al final todas las voces se sumaron en el famoso “Brindis” de “La Traviata”, un cierre gozoso, insuperable para un recital que, en &uacut

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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