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Aunque el comienzo de la ceremonia estaba programado para las doce del día, la gente llegó media hora antes, justo cuando los restos mortales del popular comediante arribaron a la esquina de Mariano Escobedo y Heriberto Frías, en pleno corazón del Centro Histórico.Casa Haas recibió a Margarito, el personaje de 70 centímetros de estatura, considerado el comediante más pequeño de México.
Una fotografía, flores y una pantalla donde se proyectó en video su paso por la televisión y el cine,  rodearon el féretro de madera con el cuerpo inerme  del artista oriundo de la comunidad serrana de  La Ajoya, San Ignacio.
Hijos, nietos, primos, amigos y personal de CULTURA,  montaron guardias de honor y hablaron de las virtudes del hombre que un día  abandonó la marginación y la pobreza y dejó su pueblo  en busca de mejores horizontes sin imaginar que años después,  lograría convertirse en uno de los personajes más entrañables de la industria del entretenimiento nacional.
A nombre del gobierno de la ciudad, el Director General del Instituto de Cultura de Mazatlán, Raúl Rico González externó las condolencias a la familia y agradeció la presencia de quienes acudieron a dar el último adiós al artista.
Ante decenas de personas congregadas en la ceremonia   Raúl Rico recordó que el comediante, cantante y compositor, dio los primeros pasos en la televisión allá por 1950 en programas de corte infantil al lado de personajes como  El Tío Gamboín y Chabelo.
El funcionario destacó que Margarito fue un hombre inmenso que superó las barreras de su  diminuto físico gracias a su talento artístico, fue  un ser que brilló por su gran calidad humana y porque a pesar de los años y del reconocimiento que le dio su paso por la televisión y el cine, nunca dejó de ser un sinaloense  sencillo y de gran corazón.
A nombre de la comunidad artística y los compositores de Mazatlán, Marco Antonio Tirado, exaltó los valores y virtudes del ser humano que vino a demostrar que cuando se quiere se puede,   un hombre que se abrió paso en la vida gracias a su gran  talento,  que impuso un estilo y logró crear un personaje muy querido  entre  el público. 
María Esparza Urbina, hija del comediante, visiblemente dolida subrayó que su padre fue un guerrero, un artista lírico formado en la escuela de la vida, hombre talentoso,  alma libre  l

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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