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Bajo la ligereza y armonía de dos “Divertimentos” de Wolfgang Amadeus Mozart, los paseantes fueron convocados al centro de la plaza como arrastrados por un embrujo. Con sus ojos encendidos, los pichones bajaron del cielo cuando los niños tiraron un puñado de sorgo rojo y el Palacio Municipal gozó al ritmo de los contrabajos, violines, chelos y violonchelos.Turistas con sombreros panameños, bellas muchachas de vestidos blancos y arracadas doradas e incluso Jimi Hendrix, estampado en una camiseta negra vaciaron su mirada sobre el escenario cuando la “Holberg Suite, Op. 40”, de Edvar Grieg llegó galopando, lozana y altiva, en las manos de los músicos que, de acuerdo al director, serán los talentos que brillarán en el puerto durante los siguientes 20 años.
Las hojas de los ficus temblaban suavemente cuando el crepúsculo, tatuado con el mismo tornasol del buche de los pichones, cubrió los “Crisantemos”, pieza de profundo dramatismo y belleza casi divina que el genio italiano Giacomo Puccini compuso en una noche, en un arrebato de dolor, por la muerte del Duque de Savoya en 1890… pero en el puerto no hubo muerte, sólo la dulzura de la pequeña Elena, comiendo un helado de vainilla, reinaba en ese instante.
Para finalizar, la “Gimnopedia I”, ese estado de trance que el francés Erick Satie tal vez concibió pensando en la desnudez de Esparta bajo la violencia de la canícula, cerró este recital con un público que aplaudió y llenó de sonrisas y vítores a los músicos por la oportunidad de arrancarle un mar de bellezas a este “M Artes de Cultura” puesto en marcha por el Ayuntamiento y el Instituto de Cultura de Mazatlán.
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Beautiful Evening in “M Artes de Cultura”
Under the direction of maestro Fernando Montes de Oca, students in the String of the Bachelor of Music from the Instituto de Cultura de Mazatlan offered a colorful recital at Plaza Republica as part of the program “M Arts de Cultura”.
Under the lightness and harmony of two “fun” songs by Wolfgang Amadeus Mozart, passersby were summoned to the center of the square as if they were dragged by a spell, and City Hall enjoyed the rhythm of the double-basses, violins, and cellos.
Tourists with Panama hats, beautiful girls in white dresses and golden earrings and even Jimi Hendrix, printed in a black t-shirt emptied his gaze on the stage when the “Holberg Suite, Op. 40 ´´, Edvard Grieg came galloping in the hands of musicians that, according to the director, will be the talents that will shine in the port over the next 20

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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