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Bajo la dirección del maestro Javier Arcadia, 17 bailarines y 20 bailarinas se vistieron con el garbo y la picardía, la sensualidad y la bravura, la nostalgia y el orgullo de la tierra mexicana en una serie de coreografías inspiradas en la historia, la tradición y la geografía de los estados de Guerrero, Jalisco, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Tamaulipas y Baja California Norte.Primero el desparpajo, el descaro y el encanto del suroeste mexicano llegó con las danzas de Guerrero rebosantes de colorido y gracia en las mujeres; los hombres desfachatados, jocosos, girando como iguanas, hondeando pañuelos y desbordando en sus pasos la alegría líquida del arpa.
Después llegó el son de Jalisco con su aire enamorado y galante, con el encanto de esta gran provincia que legó al mundo los mariachis, el inmortal “Jarabe tapatío” y el himno no oficial de México, “El son de la Negra”, que erizó el orgullo del público con el taconeo de los caballeros y el trance que las damas ejecutaron con sus vestidos. 
La segunda parte del evento migró al norte de México donde las mujeres lucieron atuendos más ceñidos y sus curvas jugaron mejor en el aire a través de los fuertes brazos de sus compañeros con la Catedral de Chihuahua como escenografía.
Minutos más tarde el paisaje cambió hacia la calles de Durango, en donde los bailarines ejecutaron el burlesco “Brinquito duranguense”, una jocosa deformación del “chotis” y otros bailes de salón que los españoles trajeron a México y que la gente de los pueblos ridiculizó en un baile de estilo brioso.
Nuevo León y Tamaulipas ofrecieron pasos aún más marcados: a latigazos, trazados por violines y acordeones, con las damas avanzando en cuadrillas, con blancos abanicos y repletas de ánimo y dulzura.
Por último llegó Baja California Norte con su baile calabaceado, nacido en 1980, que con taconazos, ruedas y giros refleja el ánimo de competencia con el que los varones buscan ganarse el favor de las altivas vaqueras con sus sacos y pantalones bien pegados: una forma espectacular de arrancar los gritos de “¡Échale!”, “¡Bravo!” y uno que otro “¡Ea! en esta noche repleta de orgullo mexicano en el Teatro Ángela Peralta.
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“Entre Polkas y Redovas”: Prelude to the national holidays in the Angela Peralta Theater

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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