Volver arriba

El Instituto de Cultura de Mazatlán entregó a un teatro lleno todo el arte y la sangre, el misterio y las pasiones de dos artistas que, con el canto dolorido del flamenco, rojo de tanta alma; y las flores de ese carnaval de dichas y tristeza llamado música cubana, crearon un viaje por lo más profundo de la condición humana en la máxima noche del Festival Cultural Mazatlán 2017. Durante el espectáculo Omara y El Cigala  hicieron que todo Mazatlán hirviera de entusiasmo y en más de dos horas de música los espíritus de porteños y turistas terminaron ahogados de amor por temas como “Te quiero, te quiero”, “Amar y vivir”, o “Si te contara” que El Cigala tejió con sus manos y que “La diva del Buena Vista Social Club” ofreció en cada susurro y clamor, en cada destello de la eternidad que la acompaña en sus 87 años de vida.
Pronto los gritos de “Más de 20 años”, “Silencio” y otros temas se desprendieron de la audiencia y Omara bromeaba, sacudía sus hombros y comenzaba a percutir, improvisar, dislocar los silencios y plagar de “feeling” joyas de la música cubana como “Lo que me queda por vivir” o “Lágrimas negras”.
Por momentos el cantaor (que coloreaba en cada tema su garganta con ron) y la Reina isleña descansaban para dejar que el extraordinario cuarteto instrumental conformado por los pianistas Rolando Luna y Jaime Calabuch “Jumitus” (que alternaron temas), el contrabajista Yandy Martínez, el baterista Reiner Limonta y el percusionista Andrés Coayo, se regodeara en soberbias improvisaciones que suspendían el aliento de los porteños y luego los hacían explotar en una ola de aplausos.
Pero esta noche no sólo será inolvidable para Mazatlán. En su embrujo gitano con el poema “Nana del caballo grande”, de Federico García Lorca, “Jimitus” y El Cigala comenzaron a escuchar las risas y cuchicheos de los mazatlecos hasta que en medio de su interpretación los músicos descubrieron a una pareja de murciélagos rayando con su vuelo las luces del teatro y se unieron a la risa con desparpajo.
“Silencio”, “Esta tarde vi llover”, “La última noche”, “Obsesión” y la desgarradora “Vete de mí” contrastaron con la fiesta que “Omara y El Cigala” ofrecieron al cierre del concierto con “Dos gardenias”, con un Teatro Ángela Peralta de pie, bailando, coreando y aplaudiendo hasta que los artistas dejaron el escenario para regresar rápido ante una ferviente ovación y luego rematar el show con una versión de “Bésame mucho” cargada de enigmas en las voces de estos monstruos sagrados de la música que dejaron su huella de amor, dolor, fiesta y nostalgia en la Perla del Pacífico. 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado