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Minutos antes de comenzar el espectáculo, el público había ocupado las sillas instaladas por el Instituto de Cultura de Mazatlán, por lo que decenas de personas disfrutaron el concierto de pié, sentadas en las bancas de la plazuela y en los restaurantes aledaños. Antes de que Palomeque subiera al escenario ubicado sobre la calle Heriberto Frías, el Ensamble de Percusiones de Manuel Rocha entusiasmó al público con La cachita de Rafael Hernández Marín y Tequila de The Champs, acompañada con aplausos y el coro de ¡Tequila! de los espectadores. Así comenzó este espectáculo apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes presentado en el Temporada Primavera 2018.
En la pieza de El manicero, Roberto Palomeque subió por primera vez al escenario; en ese momento dos generaciones unidas por el amor a las percusiones se encontraron: una representada por el artista consolidado en el panorama musical internacional y la otra, ocupada en construir su propio camino en el apasionante mundo de las artes.
Al término de la canción, Max Carreón habló de la labor del maestro Manuel Rocha, Director de la Escala de Percusiones del Instituto de Cultura de Mazatlán, sin duda un gran formador de artistas, dotado con una paciencia y calidez humana dignas de reconocer.
De lo popular a lo clásico, la siguiente pieza fue una adaptación  interpretada con dos marimbas de la Obertura de la Ópera “El barbero de Sevilla” en la cual estudiantes locales y músicos de Safa Ensamble de Percusiones, demostraron el colorido y la gran plasticidad musical de este instrumento de origen chiapaneco.
Roberto Palomeque tomó el micrófono para expresar su satisfacción porque en la semana que estuvo en el puerto conoció el talento de los músicos mazatlecos y en especial el de los alumnos de la Escuela de Música del Instituto de Cultura de Mazatlán.
Como solista, Palomeque interpretó una serie de variaciones pedagógicas  con las que generalmente enseña a sus alumnos de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, el danzón cubano Almendras y Fantasiosa, danza cubana no. 15 de Mario Ruiz Armengol, junto al Director de la Escala de Repercusiones, Max Carreón.
En la última recta del concierto, Roberto Palomeque acompañó a los alumnos del maestro Carreón en un bloque de canciones compuesto por El Sinaloense, El olotito, Tilingo lingo, La tortuga del arenal y El sapo para ser despedidos con fuertes aplausos del público.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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