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En base a la complicada y exigente disciplina del teatro unipersonal y  gestual, la actriz y dramaturga Rosaura Pérez Sanz dio vida a una veintena de personajes y a  “La Mari-posa”  una ocurrente y soñadora joven sin hogar que un día pierde a su hermano y, en un esfuerzo por recuperarlo, termina enlistándose por error en el ejército de las Fuerzas Armadas de la Paz. El humor alegre inicial cambió con una atmósfera en la cual los abusos, humillaciones y entrenamientos ultra disciplinarios rompen el espíritu libre de la protagonista, quien llega a convertirse en el mejor soldado de su generación y es  absorbida por el sistema que la corrompe.
La línea que dividía las reacciones del público se fue difuminando lentamente. Sin darse cuenta, las carcajadas se convirtieron en risas nerviosas o expresiones de repulsión en esta historia que muestra cómo el sadismo y el autoritarismo colectivo hacen una sociedad carente de valores.
Más que una historia que critica las aberraciones causadas por militares deshumanizados, Somos el enemigo reflexiona sobre la necesidad de encontrar nuevas soluciones en base al reforzamiento de los derechos humanos y alejarse de la práctica del uso de la fuerza extrema para reprender los problemas sociales.
La obra terminó con una escena tanto enternecedora como intensa e inquietante que le hizo a Rosaura Pérez Sanz ganarse una larga ola de aplausos. Al término de la obra, la actriz se despidió agradeciendo al Instituto de Cultura de Mazatlán, a Javier Díaz Dalannais y  a su director Froylán Tiscareño por haber hecho posible que esta función inaugurara la V Muestra de Teatro Mazatlán.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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