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El universo terrorífico de Una velada con Edgar Allan Poe se apoderó de Casa Haas, espectáculo en el que la música, la crónica y la poesía develaron el perturbado contenido psíquico de esta gran figura de la literatura universal.

Al inicio del espectáculo, el pianista Sergio Castellanos corrompió la escena con la perturbadora Danza Macabra op. 40 de Camille Saint Saenz, canción de estructura tétrica en la cual la actriz y cantante Flor Estrada simuló ser una enferma mental aterrorizada por el miedo de sus propios demonios mentales.

Como si una penumbra imaginaria cayera sobre la casona en El gato negro de Nathan Shirley y la  Marcha Fúnebre de Frederic Chopin, las piezas se apoderaron de los sentidos del público que dejó que fluyera la línea tenebrosa del espectáculo sin la distracción de sus celulares.

Entre pieza y pieza, Flor Estrada se explayó en el discurso histórico, narrativo y poético de Edgar Allan Poe para recrear desde la primera persona del personaje los pasajes de una infancia tranquila y una adultez dominada por el alcoholismo, alucinaciones, sentimientos de culpa y dolor por asesinato, una aparente redención consigo mismo y finalmente la locura.

Para los amantes del terror y fanáticos del escritor, Una velada con Edgar Allan Poe terminó de la mejor manera: con una soberbia interpretación de Sergio Castellanos en El cuervo op. 20 y la declamación de aquel homónimo poema que inmortalizó al estadounidense con el apodo de “El cuervo”.

Al final del espectáculo, Flor Estrada y Sergio Castellanos y sus colaboradores fueron retribuidos con fuertes aplausos por parte del público.