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“Confesiones”  fue el título de la función de graduación  realizada el pasado jueves 5 de julio en el Teatro Ángela Peralta.El espectáculo trascendió no solo por la diversidad de propuestas estéticas y la convergencia de obras de creadores distintos sino porque es la primera vez que en una función de graduación se  monta una obra (Confesiones)  creada por los propios alumnos.
Ante un público conocedor del arte danzario, los bailarines egresados Yulma Serrano, Freddy Ayón, Alan Fuentes, Guillermo Magallón y Víctor Rojas,  condujeron al público por un tobogán de emociones.
Para estrenar el escenario los bailarines profesionales de danza contemporánea  presentaron cuatro coreografías: Rosa de los vientos del reconocido coreógrafo mexicano  Marco Antonio Silva; la pieza es una especie de ritual de integración con la naturaleza, que significó un reto y despedida para los bailarines.
El lugar que soñé  coreografiada por el brasileño Fernando Martins, resultado del trabajo con los alumnos durante su estancia en Mazatlán;  Flujo Lunar, creación colectiva de los cinco bailarines  bajo la dirección de Víctor Ruiz,  pieza coreográfica que habla de los demonios que todos llevamos dentro y de la capacidad para vencerlos.
La última obra fue Confesiones, inspirada en las vivencias personales de los nóveles artistas que comparten en común la ausencia del padre.
Al concluir la función Claudia Lavista, co-directora artística de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán felicitó a los graduados.
“Dedicarse a la danza es una locura fantástica y quienes lo hacemos tenemos una vida muy feliz”, dijo la prestigiada bailarina y coreógrafa antes de llamar al escenario al Director General del Instituto de Cultura de Mazatlán, Raúl Rico González.
El funcionario destacó que se trataba de una noche especial no solo porque egresa la XI generación de la EPDM sino porque la Compañía Delfos celebra 20 años de existencia.
Agradeció a la Escuela Profesional de Danza y a Delfos porque han logrado llevar a Mazatlán al lugar que alguna vez vislumbraron los habitantes del siglo XIX y ahora ese sueño se ha hecho realidad porque  han sabido inyectarle al arte, la vida que requiere para seguirse a inventando asimismo.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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