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Presentada en el marco del Festival Internacional de Teatro “Escena Mazatlán 2013”, Lulú   fue montada en  el Teatro Ángela Peralta a través del formato del teatro de objetos y el  teatro realista.   El público además de presenciar la obra sobre el escenario,  pudo interactuar con el personaje, oler  y probar los alimentos. 
Lulú subió a escena la neurosis de una persona atormentada, sin más proyecto de vida que sentirse amada.  La obra  se desarrolla entre utensilios de cocina.
 
Como si fuera un juego dentro de su propia casa, Amelia,  con comicidad y a veces con tristeza, va narrando los acontecimientos que la inducen al amor, a la soledad y a la desesperación de saber que podría morir sin hacer realidad sus deseos de trascendencia y descendencia.
 
Instalada en la cocina entre el sonido de tres licuadoras, dos batidoras y una picadora de carne en plena acción,   Vivianne Souza Compagnoni,   joven pero  experimentada actriz,  logra meterse en la piel de Amelia, una mujer  que va por la vida en busca del amor  sin encontrarlo y por si fuera poco, recibe la terrible noticia de ser seropositiva.
 
Vivianne Souza, desarrolló la obra entre los objetos  que se han vuelto imprescindibles en la vida de Amelia.  
 
En escena sus gestos,  desplazamientos  y acciones desesperadas, crean espacios y situaciones que el espectador poco a poco  va descubriendo.
 
 
 
 
 
 
La actriz se deja llevar por una sinergia en donde da a los objetos toda su energía,  el público se sumerge  en ellos   y  por momentos llega a contagiarse del  ambiente ruidoso y neurótico que refleja  el torbellino interior que roba la calma y aniquila el alma de Amelia.
 
El personaje simplemente se deja llevar sin mesura  por sus pasiones  (al hacer sus batidos en la licuadora, embarrar su cara  y mojar su cuerpo con los licuados) a  escasos pasos del espectador.
 
El público sigue a la actriz y a los objetos de cocina en movimiento y sin darse cuenta&nbs

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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