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Una vez recorrida la Avenida de los Deportes, el ambiente, en las entrañas de la procesión, se comenzaba a caldear. Los estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa, fueron el primer público que acompañó a la turba con sus gritos, chiflidos y aplausos, al frente, la Avenida Ejército Mexicano, una de las arterias viales más transitadas del puerto, se convertiría en un monstruo de música, bailes, porras, belleza, diversión y una que otra mentada de madre.Media hora después, en el cruce de la calle Ferrusquilla, la sangre del festejo estaba bien templada. Las tablets y los celulares capturaban la sonrisa de la Reina de los Juegos Florales del Carnaval 2013, Lidia Rojas.
Después llegaba el turno de las candidatas a la máxima corona del Carnaval Internacional de Mazatlán 2014, Litoralia: La piel del mar. Siu-Ying Audelo con su séquito en rosa pastel, animaba a los niños, mujeres, jóvenes, señores que encontraron una buena excusa para dejar sus negocios por unos minutos.
Daniela García, con una comparsa de atrevidos que jalaban al público para bailar, sonreía al son de “Arrempújala Arremángala” e Ingrid Carreón no veía cómo una botarga de Elmo ponía a llorar a un niño mientras la Pantera Rosa trataba de consolarlo, sin mucho éxito.
Lo que antiguamente eran carrozas, se convirtieron en BMW´S, camionetas Lincoln y otros autos de lujo, mientras el séquito se debatía entre madres orgullosas que descansaban en sillas blancas sobre las cajas de los autos, jovencitas con lentes de sol, partidarios que regalaban tostadas, una sensual motociclista trepada sobre una Harley Davidson y un grupo strippers que asaltaban con sus bailes los camiones y que tuvieron entre sus fans a un espontáneo regordete, de camisa de resaque, que imitó, al máximo de sus capacidad, los atrevidos pasos.
 
Con la tropa sexy de Pamela de la Vega adelante, Harriet Vázquez le puso otro tono al río humano. Payasos de estrambóticos colores se trepan a las cajas de la camioneta, otro más con un atuendo de chino, verde fluorescente, hacían que los niños aplaudieran y que aquellos que miraban desde el puente peatonal estiraran sus cuellos para seguirlo.
Marcela Valdez inyectó de morado el pavimento y junto a ella un ruidoso camión fiestero del restaurante de la ranita traía montado a un chango bailador.
¿”Y cómo quieres que te quiera”, Mizarahí Schobert? ¿Con la banda sonando a todo pulmón, el tráiler naranja que desespera al tráfico y asombra a los peatones con otros strippers? ¿Con la sonrisa de un viejo que porta un crucifijo como collar cuando recibe una pluma de regalo? ¿Con la luz de la tarde del 7 de febrero que baja lentamente mientras, atrás, llegan las Cheyennes blancas que transportan a los simpatizantes de Lorena Lizárraga?

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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