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En este esfuerzo titánico que unió a Sinaloa y Durango a través de la música,  participó la Orquesta Filarmónica de Durango y los cantantes Olivia Gorra y José Luis Duval en los roles protagónicos.Solistas invitados y el Coro Guillermo Sarabia del Instituto de Cultura de Mazatlán tuvieron una destacada intervención en la gala musical bajo la dirección del maestro Enrique Patrón de Rueda.
La importancia del reestreno mundial de la ópera, luego de más de 50 años  de no llevarla a escena,  radica en el trabajo de  rescate y reconstrucción de la ópera,   realizado por el compositor  Arturo Márquez, pero además fue un hecho histórico para  Durango pues se trató del  primer montaje operístico producido localmente.
Para recuperar el legado musical de uno de sus más grandes compositores, el Gobierno de Durango invirtió 4 millones de pesos;  Bellas Artes  puso un millón 500 mil pesos y su asesoría y se conformó un equipo de excelencia: el escenógrafo Jesús Hernández, el  director de escena Antonio Salinas, apoyado por Luis de Tavira, la  vestuarista  Estela Fagoaga y la dirección musical fue del maestro Enrique Patrón de Rueda.
Todos ellos consiguieron crear, desde la partitura y los papeles del texto, un montaje que parecía haber quedado en el olvido.
Enrique Patrón de Rueda recuperó el espíritu del  compositor duranguense Ricardo Castro plasmado en su música.
Un gran espejo inclinado sobre el escenario, que reflejaba desde una original y efectiva perspectiva lo que sucedió en el escenario, creaba la sensación de estar viendo una ensombrecida pintura virreinal, en la que se desenvolvieron los personajes de esta tragedia con tintes shakesperianos.
El vestuario conceptual, recuperó algunos elementos étnicos de la cultura tarasca con los que creó la dignidad de una Corte, del magnífico reino que habitó en la época prehispánica lo que hoy es Michoacán.
Un elemento que le otorgó un nivel estético de altos vuelos al montaje fue el grupo de actores y bailarines que enriqueció el trazo escénico con elegantes movimientos, cuerpos bellos, que apoyaron con su imagen y actitudes el entendimiento de la historia, creando imágenes de gran belleza.
La historia tiene rasgos de la tragedia shakesperiana Romeo y Julieta. La princesa Atzimba, interpretada magistralmente a nivel musical y actoral por Olivia Gorra, se enamora del soldado español Jorge de Villadiego, interpretado por José Luis Duval, que estuvo potente, seguro y emotivo en su desempeño.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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