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Más de 300 espectadores ocuparon las distintas localidades del máximo recinto cultural del puerto y se dejaron envolver en una ráfaga de movimientos a través de cuatro coreografías: Quiero matar a Isabel, Desdémona, Cimática y Fractura antes de llegar al plato fuerte de la noche: la Ofrenda Coreográfica, creada por José Limón.En la primera, una coreografía de Scarleth Acosta y Michell Félix, tres bailarinas y un bailarín ofrecen una ágil, intensa y fresca  pieza acompañada de música moderna que deja ver los juegos  y tensiones entre ambos sexos.  Desdémona, de Víctor Manuel Ruiz, giró en torno a los amantes de la inmortal tragedia de William Shakespeare, una pieza sobria, con gran despliegue estético, desde la plasticidad de movimientos de los bailarines que ejecutan una danza entre la pasión y la muerte, ella en una traje blanco, él ataviado en colores oscuros, hasta la bella iluminación y una música que fluctuó desde lo abstracto a lo clásico.
En Cimática, coreografía de Michell Félix y César Antonio Ibarra, un hombre y una mujer ofrecen una tensa danza impulsada por sonidos hipermodernos, mientras que en Fractura, también de Víctor Manuel Ruiz, la noche alcanzó uno de sus puntos más altos con una pieza intensa en la que los bailarines crearon auténticos cuadros y que terminó con un desnudo artístico, las siluetas de los cuerpos fundiéndose en las luces que bajaban lentamente al escenario, una oscuridad azul, gotas de agua y el envolvente sonido de una cascada.
Una Ofrenda para José Limón
Tras el intermedio, llegó el momento cumbre de la noche, la representación de la Ofrenda Coreográfica que el bailarín y coreógrafo sinaloense José Limón creó en 1964 para despedir y homenajear a su mentora, Doris Humphrey.
El 13 Ensamble José Limón fue dirigido por la maestra Sarah Stackhouse, quien fue alumna de este ícono de la danza mundial, y fue enviada por la Fundación José Limón de Nueva York para supervisar la obra de mayor escala en la trayectoria del culiacanense.
Doce bailarines, seis de la Escuela Superior de Danza de Sinaloa y seis de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán, ejecutaron esta obra confeccionada a partir de movimientos clásicos de Humphrey insertados en la música de uno de los compositores favoritos de ella y de José Limón: Johann Sebastian Bach.
Si bien la versión original de la Ofrenda es mucho más grande (58 minutos de duración y 22 bailarines) el p&uacut

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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