Antes de la presentación de la obra Las aventuras de Buratino, de la Compañía Internacional de Teatro Mihail Vassilev, se ofreció un discurso ameno por parte de los representantes de las instituciones organizadoras del evento: Raúl Rico González, director del Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán; y Julia Anahel Cruz Soto, delegada del Instituto Sinaloense de Cultura en la zona sur.Raúl Rico se dirigió al público en tono jovial señalando que lo más importante es que los niños se acerquen al Teatro Ángela Peralta, y que para la inauguración del Festival se llevaría a cabo una actividad en la que todos los niños y niñas, de ayer y hoy, han participado en alguna ocasión: jugar con muñecos.
Por su parte, Julia Cruz recordó que el motivo de la celebración del Festival es el Día del Niño, un homenaje a la infancia, y que asistir a una presentación en el Teatro Ángela Peralta era la mejor forma de celebrarles, pues es una experiencia para toda la vida.
Para iniciar la función, se invitó a los niños a que realizarán la cuenta regresiva, y a la cuenta de tres, el 14 Festival de la Cultura Infantil Sinaloa 2014 inició.
Las luces se apagaron lentamente, el murmullo de los niños no cesaba cuando, de repente, cuatro actores vestidos con túnicas moradas aparecieron sobre el escenario, encendieron unos cirios colocados al frente y comenzaron a recrear el maravilloso mundo que el escritor ruso Aleksey Tolstoi elaboró en 1936.
En la torre de un castillo que sirve como prisión, el titiritero Papá Carlo hace desfilar a sus creaciones: Malvina, la muñequita cantadora; Pierrot, el poeta dramático, la sorprendente pareja de marionetas Acróbatas, la simpática Pequeñuela y Artemón, el perro de lanas. Se trata de una despedida, ya que Papá Carlo está por entregar a sus adorados títeres al director del Teatro del Rey, el extravagante y malévolo Carabás Barabás.
Las inextinguibles voces de los niños reaccionaban con gusto o inquietud a todo lo que ocurría sobre el pequeño retablo, aplaudían con los sorprendentes movimientos de las marionetas y reían a carcajadas con los extraños bailes y cantos del malvado Carabás, pero lo mejor estaba por llegar.
En su soledad, Papá Carlo decide crear a un niño de madera que querrá como si fuera su hijo, y terminarlo le pone el nombre de Buratino. El pequeño, amoroso y travieso, está lleno de preguntas, y al bombardear a Papá Carlo con sus dudas descub