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El pasado domingo en punto de las doce horas el Teatro Ángela Peralta por segundo día consecutivo descorrió el telón para recibir a una pléyade de artistas, la mayoría músicos de alto prestigio agrupados en la Camerata Mazatlán.Bajo la batuta del director Percival Álvarez, la  orquesta, bailarinas de ballet y el narrador Hernán del Riego, echaron a volar la imaginación de chicos y grandes.
 El concierto de la Camarata Mazatlán permitió vivir la  gozosa experiencia de viajar a través de la música hasta el punto de disfrutar las aventuras  de El Renacuajo paseador, del compositor mexicano Silvestre Revueltas;  Pedro y el Lobo, del compositor ruso Sergie Prokofiev;  Danza macabra de Camille Saint Saens y El aprendiz de brujo de Paul Dukas.
Antes del agasajo musical, el Presidente Municipal de Mazatlán, Carlos Felton González agradeció al Instituto de Cultura por presentar eventos de calidad que permiten al público adentrarse a las bellas artes.
Estos eventos  dan fortaleza a las familias  y nos enseñan que en la vida hay muchas cosas de las que debemos sentirnos orgullosos, dijo el alcalde.
Luego Carlos Felton  se dirigió a la sala del teatro desde donde disfrutó la función acompañado por su esposa Silvia Treviño de Felton y  cientos de personas entre padres de familia y niños que ocuparon la luneta y los balcones.
La apertura del espectáculo se convirtió en un buen ejercicio de interacción entre artistas y el público ante  la lúdica intervención del narrador Hernán del Riego, que luego de una breve explicación sobre el repertorio de vez en cuando, hacía preguntas a los niños,  y éstos respondían de manera espontanea.
Para dar sentido a la primera pieza del programa Hernán del Riego contó el cuento del escritor colombiano Rafael Pombo  cuyo personaje principal es  Rinrín  Renacuajo,   una traviesa rana que desobedece a su madre y asiste a una fiesta de ratones que termina ante el acecho de los gatos.
Ante un público que entregó las palmas a los músicos,  la orquesta continuó con  “Danza Macabra” de  Camille Saint Saens.   
La tenue iluminación del escenario, recreó una noche de fiesta  en el camposanto cuando a una inquieta “calaca” se le ocurre invitar a los muertos a salir de sus tumbas para bailar toda la noche.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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