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Los más grandes afectos, sus amores, el dolor físico,  su cercanía con el arte,  los amigos, la trascendencia de su obra, la influencia de su padre y las debilidades propias de la condición humana, quedan expuestas a través de la exposición itinerante que estará abierta al público hasta el 29 de mayo.Compuesta por cuadros, bocetos, autoretratos y fotografías sobre cajas de luz, las obras pertenecen al Museo Dolores Olmedo, Museo Diego Rivera y algunas se encuentran en la Casa Azul, abierta al público en Coyoacán, donde Frida creció al lado de su familia.
El acto inaugural se realizó el miércoles por la tarde y estuvo a cargo de Eduardo Silveyra, administrador de Galerías Mazatlán; Raúl Rico González, director general del Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán y Rosa María Echeagaray Blancarte, en representación del Alcalde Carlos Felton González.
La exposición revela la historia de Frida Kahlo plasmada en una plástica inmortal que recorre desde los momentos de la Escuela Nacional Preparatoria donde entra en contacto por primera vez con Diego Rivera,  pasando por la siempre presente huella del accidente tranviario que le fracturó la columna y en cuya convalecencia se acercó a la caja de pinceles de su padre para empezar a pintar, hasta su matrimonio con Diego.
Presentada en Mazatlán por Inmobiliaria Liverpool con el apoyo del Instituto de Cultura de Mazatlán,  Frida Extramuros toca con sutileza la controversial relación con la fotógrafa Tina Modotti, el poeta surrealista André Bretón, el industrial Henry Ford, el líder comunista León Trotsky y el muralista Diego Rivera, entre otras figuras importantes en la vida de la artista  marcada por el dolor físico.
 Para homenajear a Frida Kahlo cuya obra desbordó la riqueza y el espíritu de la creación mexicana,  el Ballet Folklórico del Instituto de Cultura de Mazatlán, bajo la dirección de Javier Arcadia, presentó el espectáculo danzario Las Fridas de Diego,  a cargo de 20 bailarines.
De las regiones del Itsmo y Tierra Caliente, bailaron piezas como La tortuga y La Llorona, algunas, en las voces de Lila Downs y Susana Harp y abrieron con una procesión acompañada por una pieza en zapoteco,  una cruz repleta de flores y una enorme canasta adornada con alcatraces, los preferidos de Frida.
Como cierre del evento el público pudo recorrer la exposición acompañado por las notas musicales de Omar y Pablo López Mejía, en el saxofón y piano.
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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