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Este fue un destino que les mostró otro nivel de excelencia, un destino que las puso a soñar con nuevos retos.Joanna Berenice Martínez Velez, Yuliana María Veloz Huerta, Ana Isabel Fuentes Ávila, Ángela Ayline López Sarmiento, Kareli Morales Peraza, Carolina Osuna Pérez, Flor María Osuna Alemán, Greta Coppel Páez, Carol Beltrán Urías y Victoria López Ley estuvieron en La Habana durante las vacaciones de Semana Santa y Semana de Pascua participando en el 20 Encuentro Internacional de Academias de Ballet.
Las más pequeñas se esconden tras los postes de las barras, se toman las rodillas y ríen nerviosas antes de dar cualquier respuesta. Dicen que en La Habana hay muchos carros antiguos, que los  “Cocotaxis” son pequeñitos y que las playas de Varadero son de arena blanca y tienen un mar cristalino y azul.
Y aunque posaron sus ojos sobre el mítico malecón habanero, recorrieron las calles históricas de la vieja Habana e ingresaron a las cuevas de Bellamar con su piel de estalactitas y estalagmitas, estas no fueron unas vacaciones, este, fue un viaje que las llevó al corazón de uno de los centros más emblemáticos del ballet a nivel mundial.
“Pude ver otro tipo de educación, diferente a la que tenemos aquí, allá es más estricta y lo toman como más en serio, aparte de que aman la carrera, la toman como para poder vivir bien y poder entrar a una compañía a trabajar; también me fijé mucho en las bailarinas, cómo eran sus cuerpos y sus movimientos, muy diferentes a los de las personas normales… caminaban diferente, sus piernas eran muy largas, su cuerpo era muy largo y todos los músculos se les notaban por todo el cuerpo y todas estaban delgadas”, señala Carolina Osuna Pérez, de 14 años.
A diferencia de la Escuela Municipal de Ballet de Mazatlán, en donde las clases se imparte por la tardes, en Cuba las clases tienen un formato de internado. Las alumnas viven en la escuela, comienzan a ensayar a las 9 de la mañana y hasta las siete de la tarde la receta es una sola: ballet, ballet y más ballet.
“Allá bailas o bailas y hay una competencia enorme entre los estudiantes, una que falte tiene atrás 10 sustitutas, una que engorde tiene allá 10 sustitutas, o sea, tú eres el que te tienes que poner las pilas, no la maestra que te esté diciendo qué tienes que hacer, y como ellas decían, allá se preocupan para ser cada día mejor, están para lo que están, como hay una competencia y hay tanta gente buena, saben que mientras más giros, mientras más levanten la pierna, mientras más practiquen van a ser mejores como bailarines y ejecutantes, después, cuando ellos se gradúen, tienen que entrar a diferentes compañ&

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