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En punto de las cuatro de la tarde, la atmósfera del recinto cultural más importante del puerto estaba cargada por la alegría de niños y niñas que esperaban ansioso el inicio de este evento organizado por el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán.Uno a uno, los músicos fueron ocupando sus lugares ante el asombro de los pequeños que preguntaban el nombre cada instrumento, y sobre el escenario, Hernán del Riego, maestro de ceremonias y narrador de algunas de las historias que se relataron durante el evento, dio la bienvenida a las familias porteñas.
Antes de que la Camerata Mazatlán interpretara “El Renacuajo paseador”, del compositor mexicano Silvestre Revueltas, Hernán Del Riego relató el cuento del escritor colombiano Rafael Pombo en el que está inspirada la obra del músico duranguense; una serie de melodiosas y divertidas rimas que narran la historia de “Rinrín Renacuajo”, una traviesa rana que desobedece a su madre para asistir a una fiesta de ratones que termina convirtiéndose en un zafarrancho por la presencia de unos gatos.
Después del relato, los músicos ejecutaron las alegres notas creadas por uno de los máximos representantes de la música clásica mexicana que el público infantil supo agradecer con un entusiasta aplauso.
Minutos después llegó el turno de “Danza Macabra” de Saint Saens, la vistosa escenografía campirana de la obra anterior fue sustituida por una serie de pilares góticos para ilustrar la atmósfera lúgubre de esta pieza que relata un paseo de la muerte a medianoche.
Para dar mayor dramatismo a la música, las alumnas de la Escuela de Ballet Clásico del Instituto de Cultura, dirigidas por la maestra Zoila Fernández, lucieron unas túnicas moradas y unas máscaras, al tiempo que ejecutaban un baile al compás de un ritmo parsimonioso y tétrico que ejerció una extraña fascinación sobre el público infantil.
En el siguiente número, las aventuras de “Pedro y el lobo” de Sergie Prokofiev, el espectáculo se convirtió en una presentación multidisciplinaria: música, literatura y danza fueron creadas por la Camerata Mazatlán, Hernán del Riego y las alumnas de Centro Danzario Vilanova, dirigido por Montserrat Millán.
Al tiempo que Del Riego relataba la historia del travieso y temerario “Pedro”, la música y el baile daban vida en imágenes y sonidos a cada uno de los personajes de este poema sinfónico: el alegre pajarillo, el travieso pato, el impertinente gato, el abuelo renegón, los aguerridos cazadores y el despiadado lobo, todos caracterizados a través

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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