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Sagrario Medina Durán, Arantxa López Gaviño, Pamela Aguirre Talavera, Giovanna Aguirre Talavera, Wesley Miroslava Marroquín y Karla Maraboto Rivas,  fueron la cereza del pastel en esta soberbia puesta en escena en la que participaron todos los alumnos de la Escuela Municipal de Ballet de Mazatlán, dirigidos por la maestra Zoila Fernández.Al abrirse el telón, la reacción de asombro del público ante la imponente escenografía del Ballet de Monterrey fue un augurio de los muchos momentos de sorpresa, gozo y emoción que las bailarinas y bailarines tenían preparadas a lo largo de la noche.
“El príncipe Dessiré”, interpretado por el bailarín cubano Rainer Alejandro Díaz Martínez, camina por el bosque, cuando de pronto se ve cercado por un grupo de hadas, encabezadas por el “Hada de las Lilas”, Pamela Aguirre, quien con su magia lo hace ingresar a una visión para contarle la historia de “La princesa Aurora”, de quien se enamora al instante.
La bailarina cubana Sheila Hernández Torrente fue la encargada de encarnar a “Aurora”, en esa visión idílica, llena de gracia, sutileza y elegancia, inspira al príncipe para lanzarse al castillo en el que yace dormida bajo el hechizo que el “Hada Carabosse” (Edelys Bernal) le impuso desde pequeña.
Los vestidos de corte delicado ayudaron a lucir al máximos los movimientos gráciles que las bailarinas realizaban a lo largo y ancho del escenario, creando a la perfección la atmósfera fantástica que Piotr Ilich Chaikovski, en la música, y Marius Petipa, en la coreografía, idearon a finales del Siglo 19 para dar vida en escena al cuento clásico de Charles Perrault.
Escoltado por la Hadas, “Dessiré” llega al castillo, allí, Rainer Díaz dejaría ver la potencia y depurada técnica de su danza: mata al “Hada Maléfica” y rompe con un beso el hechizo que regresa a la vida a “Aurora”, quien a su vez despierta a todos los habitantes del reino y se preparan para la gran celebración de “Las bodas de Aurora”, uno de los momentos cumbres de la historia de ballet.
Un desfile de talentos
Tras una breve pausa, el espectáculo se reanudó con un suntuoso cambio de escenografía: la oscuridad del palacio dio paso a una corte esplendorosa, en dónde la iluminación, los colores vivos, los detalles en oro y rojo, tenían como centro las figuras de “El rey” (Ernesto Hernández Crespo) y la “Reina” (Ana Paola Villegas Loaiza). Este sería el gran momento para que las graduadas y los bailarines invitados arrancaran los aplausos del públi

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