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Miguel Aguirre Pérez salió al escenario con la enorme responsabilidad de dar lo mejor de su interpretación al piano para no demeritar un recital que apenas comenzaba.Nervioso por la necesidad de tener que enfrentarse a un público de casi 80 personas, el joven estudiante de la Licenciatura en Música impartida en la Escuela de Música del Instituto de Cultura de Mazatlán, comenzó a deslizar sus dedos sobre el teclado del piano para arrancar las primeras melodías  de la Gavota, obra del compositor mexicano Manuel M. Ponce.
Un ritmo  suave  y una dulce armonía  comenzaron  a esparcirse en  la sala mientras Miguel  se concentraba en la interpretación de  la obra inspirada en el folklore mexicano combinado con el estilo romántico europeo de la época  que terminó con precisión para después interpretar Impromptu  Op. 90   No 2 de Schubert, cuya melodía creó una atmósfera de recogimiento, alegría  y tranquilidad que al finalizar el público celebró con fuertes aplausos.
Luego tocó el turno a Sergio Castellanos García de 18 años, estudiante de piano a nivel técnico.   Para su recital de fin de cursos el alumno del maestro Antonio González  eligió la Sonata No. 8 en do menor, Op. 13 de L.V. Beethoven.
La interpretación generó sentimientos atenuados por momentos brillantes y movimientos apasionados reconocidos por la audiencia compuesta por familiares y amigos de ambos intérpretes.  La  interpretación hizo que el público colmara de fuertes y prolongados aplausos al joven pianista.
Superada la emoción el joven volvió  a deslizar sus manos sobre el teclado del piano para interpretar Rapsodia No. 10 de Franz Liszt, compositor húngaro romántico considerado  el pianista más virtuoso de su tiempo.
Con gran aplomo Sergio antepuso su pasión por el piano y no dejó que los nervios lo traicionaran como antes de salir al escenario cuando  el llanto asomó a sus ojos ante la tensión  y la ansiedad por brindar un recital  sin error.
La pieza  compuesta por partes lentas y rápidas permitió al joven  alumno  mostrar toda su técnica pianística.
En la parte final del concierto Sergio y Miguel tocaron juntos al piano el Huapango de Moncayo, una obra que el maestro Antonio González había tocado meses antes junto a la pianista japonesa Michiyo Morikawa  en el Teatro Ángela Peralta.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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