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Editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro de CONACULTA, la colección de autores jóvenes más importante de México, Alarriba señaló que para esta ocasión hablaría en solitario sobre la obra, ya que, tratándose de la segunda presentación del libro en el puerto, ofrecería un panorama detallado y abierto sobre el génesis, contenido, construcción y objetivos de su trabajo.El escritor contó que “Loto” surgió a partir de sus búsquedas de lo sagrado, y partiendo de experiencias personales, diálogos con textos religiosos de diversas tradiciones y con poetas como William Blake, Arthur Rimbaud, Matsuo Basho o José Ángel Valente, elaboró un trabajo con tintes místicos, exóticos y sensuales que busca expresar la maravilla y asombro del ser humano ante la vida.
El poeta agregó que, así como este lado luminoso se hacía presente en sus poemas, también buscó expresar los aspectos oscuros o negativos que, en su opinión, conducen a relaciones humanas caóticas y conflictivas: el distanciamiento, la indiferencia, la incapacidad de aprender de los propios errores y la violencia que sólo deja dolor a su paso.
Para ejemplificar cada argumento sobre el libro, Fernando Alarriba dio lectura a algunos poemas, y también, pidió a amigos y colegas que lo apoyar en esta labor. El joven escritor José Bravo realizó una lectura de poemas alusivos a temas como la guerra, la soledad y el dolor.
La escritora María Guadalupe Rojas Garay leyó “Futuro” un texto que Alarriba dedicó a la Primer Ministro de Pakistán, Benazir Bhutto, tras su asesinato, considerándola como un ejemplo del papel fundamental que, en su opinión, jugará la mujer para el desarrollo de la humanidad en los siguientes años.
El poeta porteño Moisés Vega realizó una intensa lectura de “Mirar en brasas” texto dedicado al escritor argentino Juan Gelman en el que el autor esboza el encuentro con los demonios personales como una oportunidad de aprender y encontrar el mayor crecimiento personal, una idea que nace de la metáfora de la flor de loto, símbolo de la filosofía budista que da nombre al libro, y que expresa la capacidad del ser humano de florecer en los ambientes más adversos.
Por último, Juan Pablo Aguilar Alemán, amigo del autor, realizó la lectura de un texto en el que Alarriba plasma una atmósfera de armonía y unidad del ser humano consigo mismo, con quienes lo rodea y con el universo.
En la parte final, el autor leyó una serie de textos dedicados a las fuentes primordiales de amor y fortaleza que han nutrido su vida: su familia, amigos y pareja, cerr

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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