Desde la seguridad que su cuerpo encorvado encuentra en una silla de ruedas, Doña Josefina Cañedo disfrutó la fiesta. Con el rostro siempre agachado y sus 100 años a cuestas, la anciana apenas veía de reojo mientras sus manos de piel arrugada y manchada, sostenían un regalo, la imagen de la Virgen de Guadalupe y un escapulario con la oración a San Judas Tadeo.El convivio organizado por el Instituto de Cultura de Mazatlán fue prácticamente el primer acto de solidaridad de los candidatos hacia uno de los grupos más vulnerables de la sociedad, los adultos mayores que por diversas razones pasan sus últimos días alejados de sus familias.
El arribo del grupo carnavalero al edificio de la 5 de Mayo era esperado por la mayoría.
Cada participante se colocó en medio del patio central y de cara a los ancianos cómodamente sentados, cada uno se presentó y expresó sus sentimientos ante el histórico encuentro.
-¡Hay que agradecer que estamos vimos!,… ¡Son un gran ejemplo de vida!… ¡Ésta es una gran experiencia que llevaremos siempre en el corazón! … Las frases fluían con la vitalidad y la contundente alegría de la juventud.
Luego, el momento más esperado. La entrega de regalos a los ancianos y la hora de compartir un aperitivo para endulzar la vida.
Para alegrar aún más la tarde, la comitiva carnavalera arengada por Esteban “El Bacho” Peraza, se puso a bailar al ritmo de la cumbia. Aunque la mayoría ya no puede permanecer de pié, Doña Concepción Zazueta dejó la silla y le entró al baile; Marcos “El Zafiro” fue su pareja, mientras Pablo, Francisco, Abraham “El Faisán” y Miguel Ángel “El Shele” también le sacaban polvo al piso.
Aportaron su belleza y alegría a la fiesta vespertina las aspirantes a la máxima corona del Carnaval: Marcela, Paulina, Melissa, Joseline, Adelys, Berenice, Rocío, Karla, Ana Melissa y Fernanda y no podían faltar las pequeñas Danna y Luciana.
Para cerrar con broche de oro, animaron el convivio con su voz “El Faisán” y “El Shele” quienes interpretaron “Mi gusto es” y “La cumbia de la suegra”.