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La soprano cubana-norteamericana, posa junto a una ventana con la luz plomiza de la tarde mazatleca cayendo sobre ella.  Ella, está en el puerto para estelarizar, junto al barítono mexicano Carlos Almaguer, las dos funciones del concierto “Enrique Patrón de Rueda: 35 años viviendo la ópera”.En ese momento el maestro Enrique Patrón de Rueda entra a la sala. Bromean, se lanzan besos y hablan brevemente sobre un aria. La química entre ellos irradia, y al hablar sobre su relación con uno de los directores de orquesta más importantes de América, lo primero que viene a ella es una sonrisa.
“Cuando yo canté  hace dos años en el Festival Alfonso Ortiz  Tirado, (Álamos, Sonora) tuve el honor de cantar con el maestro Enrique Patrón de Rueda y desde el primer ensayo fue algo impresionante cómo yo veo que él conoce tanto de voces, el conocimiento tan grande que tiene de la ópera,  el conocimiento tan grande que tiene del acompañamiento, y eso lo tienen muy pocos directores de orquesta en estos momentos, y eso tú lo requieres como cantante: cómo te acompaña, cómo te siguen las energías, yo quedé de verdad prendada con él y con su trabajo, y para mí ahora es un gran honor estar aquí en Mazatlán, estar aquí en su ciudad, me fascina, estoy enamorada de esta ciudad”.
El crítico inglés Antony Lias, de Ópera Britannia, ha escrito que, por su registro, Eglise es “la sucesora natural” de  monstruos sagrados del  bel canto como  Joan Sutherland, Monserrat Caballé y  María Callas, la figura que terminaría por marcar el rumbo de la artista nacida en la ciudad cubana de los Parques, Holguín, quien en su juventud vivió hechizada por figuras emblemáticas del  rock como Pink Floyd y Led Zeppelin.
“Bueno yo estudié guitarra clásica y eso me ayudó mucho, pero yo tenía un concepto muy erróneo  sobre  la ópera, fue también un poco de ignorancia de mi parte, porque estaba un poco cerrada a oír, a vivir el mundo operístico. Unas de las cosas que hacía cuando era adolescente allá en mi país, cuando estudiaba guitarra, era burlarme de los cantantes de ópera; y entonces una amigo mío, como no era muy buena estudiante de guitarra, y me gustaba mucho la actuación, me aconsejó hacer la prueba en  canto”.
“Le dije que no me gustaba la ópera,  entonces él me “embolló” porque me había oído burlarme de los cantantes de ópera y me dijo ‘pero tú tienes tremenda voz, y vas a dar actuación’ y entonces eso fue lo que me atrajo, que iba a dar actuación. Me preparé y entré, y cuando entré oí un casete que me prestaron de María Callas, me lo prestó una pianista, y allí fue cuando  me en

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