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Primavera Porteña surgida de la inspiración de los mejores compositores del siglo XX,  ofreció una mezcla de tango, jazz y música clásica para hilvanar una sofisticada pieza que provocó fuertes aplausos del público reunido el pasado sábado por la noche en el Teatro Ángela Peralta.El máximo recinto cultural abrió sus puertas a una audiencia diversa integrada por mexicanos y extranjeros dispuestos a recibir la llegada de la primavera con música  de grandes compositores interpretada por la Camerata Mazatlán  bajo la precisa batuta del maestro Percival Álvarez.
En punto de las ocho de la noche,  solo el escenario quedó encendido y sobre él, los  maestros que dominan cada uno de los instrumentos musicales.
La exquisita programación inició con Concierto para marimba y orquesta de cuerdas de N. Rosauro.   En esta pieza sobresale el alegre y contagioso sonido de la marimba que cobró vida en los movimientos precisos y armónicos del maestro Max Carreón cuyo trabajo musical se amalgamó al acompañamiento de la sección de cuerdas.
El concierto continuó con Adagio para cuerdas, la obra más popular de S. Barber,  un lamento en clave menor que generó un ambiente de profunda melancolía.   Luego, el estado anímico cambió en la sala  con la llegada del celebérrimo Concierto de  Brandenburgo No. 2 en Fa. Mayor de J.S. Bach.   La obra barroca del compositor alemán hizo brillar con luz propia a los protagonistas de los papeles solistas: Nina Farvarschuk, en el violín; Vilma Rodríguez, en el oboe; Laura García en la flauta y Héctor Tomás en la trompeta.
Al término de esta gozosa obra el público entregó  aplausos y bravos  a los  solistas y a la orquesta que de pie agradeció  la generosa entrega del respetable.
Diez minutos después, la orquesta regresó  al escenario para continuar con la segunda parte del programa iniciada de manera festiva con las Danzas populares rumanas  en las que B. Bartok recoge el color, la intensidad y la alegría de la música folklórica de los pueblos rumanos.
La pieza de complejidad técnica y diversidad rítmica ofreció en movimientos lentos y rápidos un viaje por la música que acompaña los diferentes estilos de baile en Europa del Este.
Las sorpresas siguieron con la interpretación del Concierto para violín y orquesta Op. 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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