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Organizada y convocada por el Ayuntamiento de Mazatlán a través del Instituto de Cultura y Proyecto Centro Histórico, la fiesta a cielo abierto atestó las calles del Centro Histórico, desde la Plazuela Machado hasta Olas Altas. 
Con música para todos los gustos en seis escenarios, la fiesta atrajo a públicos de diversas nacionalidades y edades. Hubo familias que desde las seis de la tarde ya habían llegado al corazón del Viejo Mazatlán para deambular de un escenario a otro.
 
En el escenario del Recuerdo, ubicado junto al Museo de Arte, dieron las siete de la noche y aun con luz pero sin sol, comenzó la fiesta al estilo del rock and roll.   Los Cryps, con la pila bien recargada encendieron los ánimos y pusieron a bailar al público con éxitos de la década de los 50s y 60s.
 
Don´t Be cruel, Wipe out,  Bule bule,  Blue suede shoes, Melodía de amor y Dreams,   fueron celebradas por  los espectadores que pese al intenso calor y  exceso de humedad, disfrutaron de principio a fin la actuación del grupo juvenil integrado por Carlos, Ricardo, Pablo y Hugo.
 
Estos jóvenes que desarrollaron el gusto por los clásicos del rock,  porque es la música que escuchaban sus padres y abuelos, interpretaron canciones de Elvis Presley, Chuck Berry,   Rockin Devils y Los rebeldes del rock, entre otros.
 
Para cerrar su actuación Los Cryps  regalaron  Confidente de secundaria, canción que  fue cantada a coro por el público y  puso a bailar a varias parejas de extranjeros y porteños en plena calle.
 
Luego, el repertorio  giró con la intervención musical de la soprano Patricia Pérez.  La talentosa cantante salió al escenario acompañada al piano por el maestro Héctor Acosta, quien vino desde Hermosillo para participar en el Día de la Música y por el maestro Eduardo Ojeda, en la guitarra.
 
La artista se creció ante el público con boleros y canciones de desamor de autores como Manuel M. Ponce, María Grever, Jorge del Moral, Armando Manzanero, Agustín Lara y José Alfredo Jiménez.
 
Desde la primera canción Patricia Pérez logró cautivar con su fina y cristalina voz pero fue al interpretar Júrame acompañada por  un agudísimo ¡quiéreme hasta la locura!,  que logró coronar sus alcances vocales con varios ¡Bravos! de los espectadores. A partir de ese momento cantó a coro con el público Nosotros, Bésame mucho,  Sabor a mí, Arráncame la vida, Que te vaya bonito, Cielo rojo para despedir su celebrada actuación con  Paloma negra acompañada por una retahíl

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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