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“Al son del Mariachi” fue, desde un principio, una demostración de cómo México, sus colores, paisajes, temas y sonidos tradicionales, están grabados en el ADN nacional, y que sólo falta que las guitarras vibren y truene la trompeta para hacer una fiesta en la sangre. 
“El son de la negra”, “Viva México”, “Acá entre nos”, “No volveré”, “Amor eterno”, “El jinete” y “Cielo rojo” permitieron a Echeagaray tejer un recital en el que dio participación al público con sus gritos, chiflidos e inclusive coreando fragmentos de estos populares temas.
 
Por otro lado, la soprano Gabriela Badillo intervino en dos canciones, “Mi gusto es” y “Júrame”, creando en esta última un dúo con Echeagaray que entusiasmo a la audiencia por su romanticismo.
 
Sin duda, esta fue una tarde junio distinta para el público que llenó la Casa Haas, una tarde de julio en donde el mariachi pintó la sangre, arrancó en el canto la nostalgia, picardía y el amor e incluso dejó un dulce sabor de boca a través de lo panquecitos tricolor que los músicos obsequiaron al cierre del evento.
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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