Volver arriba

Con el pasar del tiempo, la cabellera castaña de la homenajeada ha emblanquecido, pero su mayor atractivo, sus ojos azules, brillan eternos. Hoy, tras un largo camino lleno de experiencias, Afra Estela se considera una feliz madre, abuela y tatarabuela de 92 años. 
Afra Estela tiene una linda familia de cinco hijos. Dos de ellos viven fuera y el resto la acompaña aquí, en Mazatlán. Con el pasar del tiempo sus recuerdos, de forma natural, desaparecen, pero se apoya en el cariño de sus hijos que le ayudan a rememorar su historia.
Jorge Alberto es el segundo hijo. Durante la entrevista la ayuda a recordar fechas y a completar frases que no puede explicar con claridad. Particularmente le parece muy gracioso que a pesar de que el ser Reina Infantil fuera una de las experiencias más bonitas en la vida de su madre, él y sus hermanos se enteraron ya grandes y por casualidad.  
 
“Ya habíamos terminado la universidad todos mis hermanos. Un día estábamos buscando fotos y encontramos una de ella encima de un carro alegórico. Le preguntamos a mi madre por las fotos y ahí fue cuando nos contó, antes de eso nunca nos hubiéramos imaginábamos que había sido Reina del Carnaval”, comentó Jorge Alberto.
 
Los recuerdos del día de su coronación son pocos, pero muy importantes: describe a su vestido blanco como largo y muy bonito, con una diadema como complemento y su desfile a través de la calle Carnaval y el arribo a la Plazuela Machado.
 
 “Nunca olvidaré al organizador Blas Rojo, del Periódico El Sinaloense, que por él pude ser reina”, agregó.
 
1930 es un año que le trae profundos sentimientos encontrados. Meses después del desfile, sus emociones se vieron contrastadas por el fallecimiento de su madre, recuerdo que le entristece, pero a la vez, le alegra, porque está consciente de que antes de partir, ella pudo vivir su última gran alegría: verla coronada como Reina del Carnavalito.
 
 
A casi un siglo de distancia, la esencia del carnaval sigue siendo casi la misma. Hay desfiles, fiesta, colores, música y tumultos de gente en las calles. Por otro lado, las diferencias son pocas pero notorias, entre las más importantes está el proceso de selección.
 
“Antes, la elecci&oacute

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado