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El  sábado 6 de febrero en el estadio Teodoro Mariscal durante un grandioso y mágico espectáculo de nivel internacional, con artistas invitados como OV 7 y Kabah,  la ciudad a través del Instituto Municipal de Cultura,  rendirá  homenaje a esta bella mazatleca  por 25 años de un reinado lleno de anécdotas y recuerdos. 
“Encabezar las fiestas del Carnaval es una experiencia entrañable, curiosamente puede ser muy glorificante e intimidante al mismo tiempo. Cuando fui Reina del Carnaval en 1991, tenía 17 años. Mi elección fue en el Teatro Ángela Peralta. Recuerdo que ese día me sentía muy segura y feliz, confiaba en que estaba en el lugar correcto, atendiendo una cita con mi destino. Afortunadamente el resultado se dio. Recuerdo estar en camerino escuchando que le daban lectura a mi calificación. En ese momento supe que había ganado. Recuerdo la emoción, la aceptación, el cariño y los aplausos del público cuando me anunciaron como Reina absoluta. ¡Fue muy emocionante!”
 
Días más tarde, el Estadio Teodoro Mariscal la vería ataviada con un traje real egipcio en colores dorado y azul turquesa, adornado por un abanico de grandes plumas blancas inspirado en la Ópera “Aida”, que literalmente, la elevaría por los aires.
 
“Pasó algo curioso esa noche: ¡los trajes reales normalmente pesan muchísimo! Entre 30 y 40 kilos con todo y cauda. Ese día corría mucho viento. Recuerdo subir la rampa rumbo al escenario y sentir el peso de la cauda sobre mis hombros, pesaba mucho más de lo normal, los vientos carnavaleros se habían metido bajo la cauda y formaron un globo de aire gigante que amenazaba con llevarme a volar. ¡Por unos segundos sentí que mis pies flotaban! Afortunadamente, héroes anónimos del Comité Organizador llegaron al rescate y pude disfrutar de la ceremonia sin ningún percance, bueno, casi (risas), resulta que una vez que estaba sentada en mi trono real, se fue la luz en el Estadio”.
 
Junto a su coronación, adornada por la voz de “La leona dormida”, Lupita D´Alessio, Leticia atesora las memorias del desfile de carros alegóricos.
 
“Mi carroza real, diseñada magistralmente por mi admirado amigo del alma, Rigoberto Lewis, sin duda, ha sido una de sus obras más bellas e imponentes dentro de su invaluable aportación a esta magnífica fiesta. Tenía una altura de 16 metros, de diseño egipcio, lo enmarcaban grandes columnas doradas y un sin número de grandes abanicos de plumas blancas. Antes de arrancar el primer desfile y ya estando en mi lugar arriba del carro alegórico, no pude evitar conmoverme hasta las lágrimas, al percatarme del momen

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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