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Con la presencia del maestro Enrique Patrón De Rueda en la dirección musical y con el maestro Agustín Martínez a cargo de la dirección escénica ‘Gianni Schicchi’ ofreció una visión renovada, ágil y fresca de esta ópera que entre diálogos ingeniosos, interpretaciones precisas y un derroche de música compleja, brillante y emotiva que conquistó al público porteño.Esta ópera relata cómo el suplantador, el pícaro y astuto ‘Gianni Schicchi’ logra engañar a las autoridades para hacer que el testamento del rico ‘Buoso Donati’ sea modificado para que sus ambiciosos parientes gocen de una parte de su herencia y, sobre todo, para que su hija “Lauretta” y su prometido “Rinuccio” tengan una buena dote para consumar su matrimonio.
Los encargados de esta difícil labor fueron los miembros del Ensamble de Solistas del Coro Guillermo Sarabia: Jorge Ruvalcaba, Eimy Osuna, José Miguel Valenzuela, Eduardo Tapia, Mariana Rodríguez, Mario Canela, Carlos Rojas, Luka Farvarshchuk, Flor Estrada, César Delgado, José Miguel Lora Briseño, Paulina Elizabeth Nieves, Ezequiel Cervantes, Brian Rodríguez Camargo y Roberto Andalón Burgara.
Todos ellos montaron en menos de una hora un intenso recorrido entre personajes histéricos e hilarantes, definidos a la perfección por la música de Puccini en base al colorido y jocoso humor italiano que se desarrolla en la hermosa ciudad de Florencia, Italia y que tiene por centro la figura de ‘Gianni Schicchi’, un personaje del siglo 12 que el poeta Dante Alighieri menciona en “La Divina Comedia” como un gran farsante y suplantador que fue condenado al infierno.
Así, Jorge Ruvalcaba interpretó a un ‘Schicchi’ joven, astuto, lleno de energía e ingenio que supo lidiar y resolver el caos que los parientes de ‘Buoso’ creaban, un coro de llantos, reclamos y exigencias que no llegaban a nada hasta que el suplantador toma las riendas jugando y desesperando a los familiares cuando, en el papel de ‘Buoso’, destina lo mejor de la herencia a su amigo… ¡‘Gianni Schicchi”!
Además, para contrastar los pasajes ágiles, vibrantes y, por momentos, oscuros y llenos de suspenso de la ópera, la soberbia aria “O mio babbino caro” fue ejecutada por Eimy Sánchez para instalar un momento de luminosidad, pasión y amor ilimitado que fue aplaudido con emoción por el Teatro Ángela Peralta.
Al final ‘Gianni Schicchi’ fue aplaudida a rabiar por el TAP por lograr ofrecer una cara alegre, ruidosa y divertidísima de la ópera, al tiempo que conservaba su virtud de elevar la voz humana a su máximo nivel de belleza.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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